Tyskerjentene
Por
Ernst Barkmann
Ernst Barkmann
Moderadores
Miembro Héroe.
Tyskerjentene (chicas alemanas) , así fueron llamadas las chicas noruegas que tuvieron relaciones con los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que fueron unas 100.000, al final de la guerra fueron internadas, deportadas y despojadas de la nacionalidad noruega.
Se trata de una serie de artículos
aparecidoss en el periódico Bergens Tidende en marzo del 2008. Son extractos
del libro de Helle Aarnes ' Tyskerjentene, historiene vi aldri bli fortalt'
(Las chicas alemanas, las historias que nunca nos contaron).
El castigo permanente de las ' chicas
alemanas’
Era la guerra, fue amor. Las 'putas
alemanas' fueron detenidas, deportadas y privadas de la ciudadanía. Else
Gabler, de 86 años, no se arrepiente de nada.
En un hoyo oculto en la tierra, debajo
de un suelo de madera de un campo de prisioneros en Nottoden, está Else, de 23
años de edad, está temblando de miedo.
Encima de su cabeza oye los pasos de los oficiales noruegos. Sí la
encuentran su vida cambiará para siempre.
Es mayo de 1945 y la paz ha llegado a
Noruega. 3 millones de noruegos son libres. Más de 350,000 soldados alemanes
son encarcelados como prisioneros de guerra y enviados fuera del país. Los
gobernantes han perdido, la verdad se levantará otra vez. Ahora son los
noruegos que vigilan a los alemanes en los campos.
Uno de los soldados alemanes detenidos
se llama Erich Gabler. Por un año ha sido el primer amor de la noruega Else. La
joven enamorada ha entrado y salido del campo, a escondidas, para visitarlo.
Durante tre semanas Erich la ha escondido en su habitación. Cuando los noruegos
hacen inspección ella se esconde debajo del suelo, en un agujero.
Else está aterrorizada. Ella sabe cómo
tratan a las "tyskertøser" (putas alemanas). Si la encuentran,
también será detenida. El novio que ha escogido le ha traído cambios
dramáticos: Perdió el trabajo el 8 de mayo, el día de la liberación. Su
familia, a excepción de su madre, ha interrumpido todo contacto. La relación de
Else con un soldado alemán fue demasiado para su padre, un respetado hombre de
negocios, quien fue a su vez un prisionero en un campo alemán durante la
guerra. Y sus cuatro hermanos, que huyeron a Suecia e Inglaterra durante la
guerra, todavía no saben acerca de la gran vergüenza.
Else solamente mira a Erich.
Solamente verlo dije: "Él será
mío! Me casaré con él". El tenía una relación con otra, pero era
terriblemente atractivo. Lo era! Espera, voy a buscar una foto de él.
Después de un año con la policía
alemana en Bergen, Erich fue trasladado a Østlandet. La rubia Else era hermosa,
feliz y de buena familia; ella podía haber tenido quien quisiera, se decía. No
pasó los exámenes de idioma alemán, pero con Erich la conversación se dio de
forma fluida. Se enamoró a primera vista.
Nunca discutieron de política. Él era
comunista, no era miembro de la SS, dice ella. Ella misma, "nunca fue
nazi", pero sí "un poco desafortunada", tanto que terminó en un
grupo de nuevos compañeros que apoyaban a la juventud Nazi.
- Nah... Él tenía algo así como un
encanto propio, todas las mujeres le coqueteaban, sonríe. Else Gabler. Cumplió
86 años, pero todavía hay algo de juvenil en ella. En eso cruza su pequeño
apartamento en Berlín y muestra una fotografía coloreada de hace más de 60
años. Ella está casi enamorada. Un hombre moreno y atractivo con uniforme alemán. Erich. Su gran amor. Ya han
pasado 15 años de su muerte. Ella se siente terriblemente sola sin él.
Ella lo echa espantosamente de menos.
17 de mayo de 1945. En el corazón de
una Noruega embriagada de felicidad, las "tyskertøs" son forzadas a
marchar semi desnuda por la calle Karl Johan. "Yo soy una puta
alemana" dicen los carteles que son obligadas a llevar. Al mismo tiempo
dos desafortunadas jóvenes están sentadas en una cocina en Notodden. A Else y
su amiga las autoridades noruegas les han prohibido caminar por la calle. Están
asustadas. No hacen más que sentarse ahí.
- Fue totalmente atroz. No recuerdo
que fue lo que pensé, dice Else. - Pero ese día pasó algo raro. Mi amiga tenía
un perro. En la tarde vino un tipo de la policía noruega y le disparó al perro.
Ahí mismo en el jardín. El 17 de mayo (día nacional noruego).
Else es una de las decenas de miles
mujeres noruegas que fueron detenidas, arrestadas y encarceladas durante la
primavera y el verano de 1945. No habían
quebrantado ninguna ley, no eran culpables de ningún delito. Su crimen era
haber tenido una relación con los alemanes durante la guerra.
- Fuimos presas de caza. Hicieron lo
que quisieron con nosotras, recuerda Else.
Un día sucedió algo que quizás tenía
que pasar: Camino al campo de prisioneros se torció un pie y fue arrestada. Fue
llevada a una de las escuelas que en los días de postguerra estaba llena de
"tyskerjenter" y colaboradores alemanes. Varias veces la amenazaron
con cortarle el pelo a tijeretazos.
- Ven! Córtalo todo! respondí yo, y
les ofrecí el pelo. Pero al final me quedé con mi pelo! Puff!, a mí no me
importaba, dice Else, 63 años más tarde. Pero agrega:
- Si... una estaba un poco
avergonzada, por supuesto.
- Un día vinieron a llevarse una chica
joven que sufría de epilepsia. Ella había tenido un amigo alemán, al principio
de la guerra. Le cortaron el pelo mientras yacía de espaldas con un ataque de
epilepsia. Fue horrible.
A través de las calles de Kongsvinger,
Else caminava junto con un grupo de otras jóvenes. Al frente y al final caminan
noruegos, soldados armados. Las chicas llevan materiales de limpieza. Son
tyskerjenter (chicas alemanas) y se dirigen a una vieja casa de oración. Tienen
que limpiar la basura que dejaron los alemanes que estuvieron alojándose ahí
durante la guerra.
El caos es total los primeros días de
paz. Las tyskerjenter son detenidas y dejadas en libertad sin orden ni sistema.
Else es detenida varias veces.
- Una vez el jefe de policía miró a mi
mamá, que venía a buscarme, de forma tan ruda que ella le pidió que se calmara.
Porque ella tenía 7 hijos que habían estado luchando en la resistencia, cuatro
de ellos en Inglaterra. Entonces se calmó.
- Yo creo que fue complicado haberme
puesto en tal situación, que mi familia se haya avergonzado de mí, dice Else
hoy día.
Else es encarcelada por un largo
tiempo en un campo de prisioneros. Ambos, ella y Erich saben que él será pronto
deportado a Alemania en uno de los enormes transportes de prisioneros. Deciden
casarse.
Para Else esto significa que, al igual
que las demás mujeres noruegas que se casan con un hombre del "estado
enemigo", será despojado de su nacionalidad noruega. Después de esto, el
gobierno noruego la tratará como alemana y la deportará a Alemania junto con
Erich.
Ella nunca ha estado fuera del país.
Ahora será enviada, junto con cientos de soldados alemanes, a una completamente
bombardeada y arruinada Alemania. Ahí donde hay hambre y se necesita absolutamente
de todo.
En una carta a sus padres Else les
cuenta que se va a casar. Ellos están en shock. Le ofrecen de todo y le ruegan
que cambie de opinión. Ella es inamovible.
Erich Gabler
« Se certifica con esto que el
Wachtmeister Erich Gabler, temporalmente en el campo "Lager Berlin",
en Kongsberg, y la oficinista Else Marie Huth, de Sarpsborg, se han casado en
Kongsberg el 19 de octubre de 1945».
La madre de Else es la única que
asiste a la boda. El vestido azul que lleva será el vestido de novia de su
hija. La pareja no recibe regalos de matrimonio. Erich se casa en uniforme.
- Yo sabía que mi familia no iba a
venir, no lo esperaba. No me afectó mucho. Yo era tan joven y escuchábamos
tantas cosas de como las "tyskertøser" eran recibidas. Probablemente
fue debido a eso.
- Crees que se avergonzaron?
- Sí. Yo creo que sí. Es por eso que
nunca lo mencionaron. Ellos nunca han dicho nada. Nunca.
Gunnar, el hermano mayor de Else, ha
llegado a casa desde Inglaterra y ha sido designado jefe en el campo de
prisioneros donde Else y Erich viven. No tiene idea de que una de las
"chicas alemanas" es su propia hermana. Else sabe el nombre del jefe
del campo de prisioneros, pero rehusa decirle a los demás prisioneros que ella
es su hermana; no le quiere avergonzar. Pero un día, mientras Gunnar está
haciendo una ronda de inspección, Else escucha una voz fuera de su habitación:
"Perdón, teniente Huth. Solo quería notificarle que en este cuarto vive su
hermana".
La puerta se abre, y los dos hermanos
se reúnen nuevamente, después de años con secretos.
- El me mira, totalmente formal,
preguntando solo cosas acerca de la habitación. "está bien esto? Y esto? Y
esto?", cuenta Else, más de 60 años más tarde. En un armario en su sala de
estar en Berlín tiene guardada una carta que recibió un par de días más tarde.
- "He dejado de considerarte como
mi hermana", dice ahí. Yo ya no era su hermana. Sí. Eso dice. Me he
guardado esto durante años. No creo que él lo recuerde. Pero yo todavía tengo
la carta.
Durante un poco más de un año Else y
Erich han estado internados en el campo de prisioneros en Brevik. Hay poca
comida, poco que hacer, pero hay cine y baile cada sábado.
El 1 de abril de 1946 nace Reidar Karl
Heinz Gabler en el hospital de guerra alemán en Skien. Él es uno de los entre
10.000 y 12.000 tyskerbarn (niños alemanes) que nacen en Noruega durante y
después de la guerra.
En contra de todas las reglas el niño alemán
es bautizado en la iglesia de Brevik. Es el padre de Else quien ha conseguido
esto. El bautizo será la primera vez en que padre e hija se reunan después de
que ella le ha contado que se iba a casar. El padre llora mucho, durante toda
la ceremonia, recuerda Else.
Después de la iglesia son invitados a
tomar café en el campo de prisioneros. El padre también es invitado a compartir
con los altos oficiales noruegos, pero se niega. Prefiere estar con su hija y
su soldado alemán. Esta es la última vez que Else ve a su padre, él fallece al
año siguiente, a la edad de 57 años.
- Lo último que mi papá le dijo a mi
marido fue: "Espero que sepas lo que Else ha hecho por ti. Dejó la patria
de sus padres y su familia, todo por seguirte a Alemania". Eso nunca lo
voy a olvidar.
El recién nacido tiene solo dos meses
cuando la pequeña familia es deportada a Alemania, el 3 de junio de 1946. Lo
último que Else ve de su país es el campo de prisioneros.
Ahora es una de las pocas mujeres en
el grupo de cientos de soldados alemanes a bordo del viejo barco que solía ir a
América. Durante tres o cuatro días la pequeña familia duerme en el suelo. Else
está muerta de miedo; el océano está lleno de bombas sin detonar, frente a ella
hay una vida de la que ella no tiene idea.
Pero ella sabe que la Alemania que la
espera está aniquilada y muerta de hambre. También sabe que llegarán a la
aislada zona rusa, donde el trato es peor que en los demás lugares.
En Alemania son transportados Else,
Erich, Karl Heinz y cientos de soldados a un campo de internos ruso, por el
momento. Son transportados en vagones de ganado y tienen que estar de pie todo
el camino. En la única maleta que Else ha llevado consigo hay ropa de bebé,
algunas provisiones de emergencia y el gran tesoro: un kilo de café que obtuvo
en su casa en Noruega. Erich cambia el café por una botella de aguardiente.
- Era terrible en ese campo. Los
prisioneros que venían de Rusia eran solo piel y huesos. No recibíamos
verdadera comida. Era completamente atroz.
Después de tres semanas en ese campo
pudieron marcharse a Wittenberg, el hogar de Erich. La ciudad está en la zona
este y es devastada por la principal arma rusa: violencia.
Hace un poco más de sesenta años
camina la noruega Else y sus dos pequeños hijos por Alemania, pasando hambre.
Buscan comida. Ella está consumida, varias veces se ha desmayado de hambre. El
más pequeño de los niños ha empezado a tener deficiencias nutricionales. Buscan
comida, encuentran pequeñas zanahorias y las sacan de la tierra, se las comen
con lo verde de encima. No tienen nada más.
El gobierno noruego se niega a ayudar
con comida y ropa a las varias miles de mujeres noruegas que han sido
deportadas, en contra de las peticiones de la cruz roja. También rechazan la
petición del padre de Else para que su hija y nietos vuelvan a casa, en
Noruega.
- Era tanto lo que los niños
necesitaban, que no tuvieron. Fueron los cuatro peores años de mi vida, dice
Else.
La pequeña familia se traslada después
de un tiempo desde la zona este a Berlín. No tienen casa, y tienen que vivir en
una casa de barro.
- Estaba llena de enormes, horribles
ratas. Teníamos un par de camas húmedas, situadas exactamente sobre el suelo de
tierra, con tres niños. Era terrible, dice Else. Ella recuerda que estaba tan
delgada que Erich podía rodearle la cintura solo con los dedos.
Por primera vez en 1951 Else recibe el
permiso del gobierno noruego para visitar Noruega. La madre de Else, madre de
diez hijos, ha enviudado, pero envía los pasajes de tren. Sin un centavo pero
con tres niños pequeños, se sube Else al tren en Alemania. Durante todo el
camino hacia el norte, hacia Noruega, la gente se compadece de ella. Los dos
niños duermen en el compartimiento de equipaje. La pequeña Rose tiene solo seis
meses de edad.
Nadie recibe a Else en la estación de
Sarpsborg cuando el tren llega, un poco más temprano, un día de enero de 1951.
Tiene el corazón en la mano, tiene miedo del recibimiento. Pero se alivia
enormemente cuando ve algunos conocidos en el andén que sonríen y exclaman:
"oh, tres niñitos alemanes!". Cuando finalmente llegan al hogar de su
infancia nadie menciona nada acerca de la guerra. La mesa está puesta. Sirven salchichas
ahumadas.
Else y los niños se quedan en Noruega
casi un año. Quien juega más con los niños es el hermano mayor, Gunnar, el
hombre de la resistencia que seis años atrás renegó a Else como hermana. No
hablan de lo que pasó. Todos ven las largas cartas que Erich le manda a Else a
diario. Tiene miedo de que ella no regrese. En noviembre de 1951 Else y los
niños viajan de regreso a Berlín. Ahí espera Erich. Comparten el resto de sus
vidas en un pequeño apartamento en el oeste de Berlín.
- Uno era joven y estaba
"verliebt" (alemán: enamorada). Enamorada, sabes, eso es lo mejor.
Pero es verdad que el amor te vuelve ciega; muchas de nosotras, las noruegas
que vinimos a Alemania, hemos vivido muchas cosas dolorosas. Siempre he dicho
"Estoy viva hoy día. He conseguido sobrevivir a todo esto". Entonces
no tiene que haber sido tan malo, después de todo, dice Else. Dice que no
sufrió durante esos años.
- Que hayamos perdido la nacionalidad
tenía que haber sido el castigo por casarse con el enemigo, así lo llamaron.
Muchas han tratado de obtenerla de vuelta, después de que fue permitido. Eso
nunca me ha importado, dice Else.
- Que piensas cuando escuchas la
palabra "tyskertøs"?
- Yo pienso que es una palabra
terriblemente fea. Una vez me llamaron "deutsche Hure", que es lo
mismo que "tyskertøs", dice Else. Habla despacio ahora.
- Yo era demasiado joven para entender
lo que significaba. Además tenía que aceptarlo; el odio en contra de nosotras y
en contra de los alemanes era enorme. Los noruegos tienen un orgullo
nacionalista muy grande. Estaban demasiado ocupados con si mismos esa vez, y lo
están hoy en día también. Pero sabes qué? Cuando mi hijo se fue a vivir a
Noruega, fue como una compensación, como si yo hubiera vuelto. Eso es
importante. Entiendes?
- Yo creo que fue mi gran amor . Yo sé
que fue terrible cuando Erich murió. Eso nunca lo voy a superar. Han pasado
quince años, y de todas formas pienso... Que estoy aquí, sentada sola, con
nadie. Los niños jamás podrán suplirlo. Es tan horrible. Tan horrible.
Ella tenía 24 años cuando se casó.
Ahora tiene 86. Alrededor de su cuello tiene una alarma de seguridad.
- Estoy muy sola en Berlín ahora. Pero
me he vuelto demasiado vieja para volver a Noruega. El tiempo ha pasado. Dicen
que cuando empiezas a soñar en alemán, entonces ya eres alemán. Y esto me ha
pasado durante muchos años, dice Else.
- Mi hogar me ofreció mucho para que
dejara a Erich. Cosas, seguridad. Por supuesto que pensé en eso, cuando
pasábamos hambre. Pero fue como tenía que ser. Así debía ser. No miro atrás.
La decisión de Else le costó su
familia, su nacionalidad, su país de origen, su libertad. Pero ella no se
arrepiente.
- No. No lo hago. He estado bien, con
un hombre que me ha sustentado. Una amiga noruega dijo una vez que se
arrepentía de haberse casado con un alemán. Me dio pena. No creo que sea
correcto decir algo así. No puedes ir por la vida arrepintiéndote.
No arrepentirse. No arrepentirse. Lo
repite varias veces. Entonces lo piensa de nuevo. Hay una cosa, una cosa esa
noche que Erich se enfermó, yacían los dos en la cama:
- Yo quería levantarme e ir a la sala
de estar, pero él preguntó: "No te puedes quedar conmigo?". Me
levanté de todas maneras y me fui a la sala de estar...
A Erich lo enviaron al hospital esa
noche. Nunca volvió.
- Que me haya ido de su lado... De eso
me arrepiento.
¿Cuantas fueron realmente?
No sabemos con exactitud cuántas
chicas noruegas durante y después del guerra tuvieron relación con soldados alemanes. De lo que
estamos seguros es que de estas relaciones snacieron entre 10000 y 12000 niños
( tyskebarn )
-"Si el número de nacimientos fue
10.000, existe la misma cantidad de relaciones sexuales con un hombre de las
fuerzas de ocupación alemanas. Si alrededor de una de cada tres relaciones
tuvieron como resultado un niño, las tyskerjenter serían unas 30.000. Si una de
cada 5 de las relaciones tuvo como resultado un niño, entonces el número de
tyskerjenter sería de 50.000", dice Kåre Olsen, uno de los pocos
historiadores que han investigado a las tyskerjente.
- Pero si uno usa una definición más
amplia de "tyskerjenter", como las mujeres que iban al cine o a un café
con hombres alemanes, el número se vuelve muchísimo más alto, dice Olsen, quien
también es el hombre que ha escrito el libro "Niños de guerra", el
libro-biblia acerca del tema.
Entre 100.000 y 120.000 mujeres
noruegas fueron tyskerjenter, dice el historiador Terje Andreas Pedersen, quien
durante el 2006 hizo su maestría acerca del tema en la Universidad de Oslo.
- Un recuento de más de 800 supuestas
tyskerjenter que fueron interrogadas por la policía en Oslo después de la
liberación, mostró que exactamente una de cada diez tuvo un hijo con su pareja
alemana. Si multiplicamos 10.000 o 12.000 niños de guerra por diez, estamos
arriba de 100.000 a 120.000 tyskerjenter en Noruega, dice Pedersen.
Esto concuerda con la conclusión de la
danesa Anette Warrings; el material que ella tiene concluye que una de cada
diez tyskerjenter tuvo un hijo.
Nacieron 5.500 niños de guerra en
Dinamarca y ella concluye que hubo 50.000 tyskerjenter danesas.
En Dinamarca hubo 100.000 soldados
alemanes. En Noruega el número fue cuatro veces más alto; 400.000 soldados
alemanes en su punto máximo. También nació el doble de niños de guerra. De
esto, junto con que los soldados alemanes estuvieron en Noruega más tiempo,
unos cinco años, Pedersen cree que alrededor de 100.000 tyskerjenter es un
número correcto.
- Pero él número en que se basa todo
esto es pequeño y pueden haber algunos errores estadísticos, señala.
De tres millones de noruegos en 1945,
la mitad eran mujeres. Después de la guerra fue suficiente, algunas veces,
haber sonreído, ir al cine o coquetear con un alemán para ser interrogada como
tyskerjente.
Bergens Tidende, después de haber
consultado diferentes fuentes, ha escogido mantener la opinión de que entre
50.000 y 100.000 mujeres noruegas tuvieron una relación con un alemán.
Copyright © Helle Aarnes
Traducido por Ernst Barkmann
Artículo original:
http://www.bt.no/nyheter/innenriks/Hvor-mange-var-de-egentlig-528103.html
Tyskerjentene de Helle Aarnes
Editado por Gyldendal ( Noruega )
250 pags.
ISBN/EAN: 9788205390645
http://www.gyldendal.no/Fakta-og-dokumentar/Biografier-og-memoarer/Tyskerjene.
Traducido por Ernst Barkmann y Google
translator
Artículo original:
http://www.bt.no/nyheter/innenriks/Tyskerjentenes-livslange-straff-528180.html
Tyskerjentene de Helle Aarnes
Editado por Gyldendal ( Noruega )
250 pags.
ISBN/EAN: 9788205390645
http://www.gyldendal.no/Fakta-og-dokumentar/Biografier-og-memoarer/Tyskerjentene
No hay comentarios.:
Publicar un comentario