sábado, 13 de junio de 2015

La Biblioteca Virtual Dr Rojas Contreras: El Viriato Portugués:António de Oliveira Salazar. Por Kelder Toti. Historia de Portugal. Biografía de Oliverio Salazar. Crisis Económica de la I República. Guerra Colonial Portuguesa. Ideología Católica. Corporativismo. Revolución Nacional. Estado Novo. República Corporativa.Revolución de Los Claveles. Tradicionalismo Católico. Característica del Estado Novo. Concordato de 1940. PIDE. Economía Capitalista. Economía Dirigista. Industrialización de Portugal. Marcelo Caetano. Guardia Nacional Republicana. Emigración Lusa. Portugal en la 2 Guerra Mundial. Espionaje Nazi. Colaboración de Portugal con el Eje.

El Viriato Portugués:António de Oliveira Salazar.                                                                  

                                                                             Por Kelder Toti.





António de Oliveira Salazar (Vimieiro, Santa Comba Dão, Portugal, 28 de abril de 1889 - Lisboa, Portugal, 27 de julio de 1970), fue un dictador portugués. Ejerció como Primer Ministro entre 1932 y 1968 e interinamente la Presidencia de la República en 1951. Fue la cabeza y principal figura del llamado Estado Novo, que abarcó el periodo 1926-1974, si bien el régimen no se consolidó como tal hasta 1933.



Nació en Vimieiro, siendo el único hijo varón de cinco de una modesta familia de campesinos, en el año 1905 entró como seminarista en Viseu; en aquel tiempo era conocido despectivamente como "el hijo de Manholas". Dándose cuenta de su falta de vocación religiosa e involucrado en el agitado ambiente político que surge en Portugal a raíz del asesinato del rey Carlos I, se mudó a Coímbra para estudiar Derecho (1910). En 1914 obtuvo el título de bachiller en Derecho y en 1916 asistente de Ciencias Económicas. Asumió la regencia de la cátedra de Economía Política y Finanzas en 1917 por invitación del profesor José Alberto dos Reis, antes de doctorarse en 1918.



Durante este período en Coímbra materializa su inclinación por la política en el Centro Académico de la Democracia Cristiana, donde traba algunas amistades, como la del que será después Cardenal Patriarca de Lisboa, Manuel Gonçalves Cerejeira, con quien compartió alojamiento en la "República dos Grilos" en Coimbra ('"república"' es el nombre informal que se da a las residencias o albergues estudiantiles). Combate el anticlericalismo de la Primera República con artículos de opinión que escribe para periódicos católicos. Acompaña a Cerejeira en palestras y debates. Estudia a Maurras, Le Play y las encíclicas sociales de León XIII y va así consolidando su pensamiento y desarrollándolo en sus artículos. 

Sus opiniones y contactos en el Centro Académico de la Democracia Cristiana le llevarán en 1921 a presentarse como diputado al Parlamento por la ciudad norteña de Guimarães. Tras ser elegido, y sin encontrar en ello motivación alguna, regresó a la Universidad pasados exactamente dos días, tal como había prometido a sus amigos. Se mantiene en su cátedra hasta 1926, escribiendo y dando conferencias.



Llegada al poder.



Con la crisis económica y la agitación política de la I República (que se prolongó incluso después de la Revolución Portuguesa de 1926), la dictadura militar llama a Salazar en junio de 1926 para asumir la cartera de Ministro de Finanzas. Salazar había exigido manos libres para decidir en los asuntos de su negociado; de lo contrario, prometió dejar la cartera y volverse "en el primer tren que saliese para Coimbra". Así fue. Pasados trece días Salazar renuncia al cargo por no habérsele satisfecho las condiciones que consideraba indispensables para su ejercicio y vuelve a su cátedra en la Universidad de Coímbra



En 1928, tras la elección del presidente António Carmona y en vista del fracaso de su antecesor en conseguir un abultado préstamo externo con vistas al equilibrio de las cuentas públicas, Salazar vuelve a asumir la cartera. De inmediato Oliveira Salazar exigió controlar los gastos e ingresos de todos los ministerios. Satisfecha la exigencia, impuso una fuerte austeridad y riguroso control de las cuentas, consiguiendo un superávit en las finanzas públicas tras el ejercicio económico de 1928-29, y esforzándose en mantener un presupuesto equilibrado, al extremo de recortar severamente los gastos del Estado. "Sé muy bien lo que quiero y a dónde voy" declaró en su toma de posesión.



En la prensa favorable a Salazar, sería muchas veces retratado como salvador de la patria debido a que, tras muchos años de dificultades, la economía portuguesa no sufría de déficit presupuestario desde 1928. Este hecho, considerado una proeza, hizo ganar a Salazar un gran prestigio entre las corrientes de la derecha republicana, de los monárquicos y de los católicos.



Posteriormente, la propaganda y la manipulación política se utilizaron para consolidar su poder, mientras Salazar amenazaba nuevamente con su renuncia en caso de que la derecha portuguesa sugiriese limitar sus poderes. Para esas fechas, la economía portuguesa había dejado atrás el déficit y los gravosos empréstitos contratados en el extranjero, y las fuerzas armadas y la élite financiera apoyaban a Salazar, temiendo sufrir nuevamente el caos financiero de la Primera República Portuguesa. Incluso el Presidente de la República, el general Carmona, consultaba a Salazar antes de cada remodelación ministerial.



Mientras la oposición democrática se desvanecía en sucesivas pugnas internas sin éxito, se procuraba dar rumbo a la Revolución Nacional impuesta por la dictadura militar surgida desde 1926. Salazar, rechazando el regreso al parlamentarismo de la República, proporciona la solución: crea la Unión Nacional, un movimiento político nacional (en la práctica un partido único) aglutinador de todos cuantos quisieran servir a la patria.



En 1932, tras la dimisión de varios Primeros Ministros y ya con una consolidada figura en el gobierno, Salazar asume el cargo de Primer Ministro de Portugal. Ese año se lanza el proyecto para crear una nueva Constitución, y Salazar llamaría a un grupo de notorios profesores universitarios para crearla, modelando un texto fuertemente autoritario y centrado en los poderes del Primer Ministro. En 1933 luego de someter a plebiscito la Constitución, ésta se aprueba y entra en vigor, naciendo así el Estado Novo y también el Salazarismo.



Gobierno y Estado Novo:



El hombre de Estado más completo, el más digno de respeto que he conocido es Salazar. Lo considero una personalidad extraordinaria por su inteligencia, su sentido político, su humanidad... Su único defecto es probablemente la modestia.

Francisco Franco, entrevista, 13 de enero de 1958, Le Figaro.



Con la Constitución de 1933, Salazar instituyó y consolidó el Estado Novo, un régimen nacionalista corporativo con amplios poderes conferidos al ejecutivo en el control del Estado. La cuestión del tipo de régimen (monarquía o república) es sutilmente dejada de lado, mientras los cargos de poder eran distribuidos entre las dos corrientes. El régimen adopta una forma muy leve de fascismo basado en  Benito Mussolini (por esto muchos ni siquiera lo consideran fascista) y afirma los valores nacionales y su defensa, sacrificando la libertad individual en beneficio de lo que se consideraba el interés superior de la Nación.



El Estado Novo (en español, Estado Nuevo o Nuevo Estado), llamado también Segunda República o República Corporativa, es el nombre del régimen político autoritario y corporativista que estuvo en vigor durante 48 años en Portugal sin interrupción, aunque con alteraciones de forma y contenido, como en 1933 con la aprobación de una Constitución por referéndum nacional, hasta 1974 con la Revolución de los Claveles en abril y tras un período turbulento llevaron a Portugal a la democracia.



Es también llamado Salazarismo, aunque este último término pueda también ser aplicado al periodo en que António de Oliveira Salazar gobernó, es decir, desde su ascenso al cargo de Presidente del Consejo de Ministros en 1932, hasta su sustitución por enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano. Fue una de las dictaduras más duraderas de Europa Occidental. La dictadura portuguesa (incluyendo la dictadura militar -1926 a 1933- y la Segunda República -1933 a 1974) duró 48 años.



El Estado Novo (1933-1974) fue un régimen autoritario, corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista, nacionalista y tercerposicionista, por ende antiliberal, antiparlamentario, anticomunista, instituido bajo la dirección de António de Oliveira Salazar, un conservador y tradicionalista católico muy influenciado por Charles Maurras y por las encíclicas del Papa León XIII (especialmente la Rerum Novarum) y de otros Papas. El régimen se apoyaba en la censura, la propaganda, las organizaciones juveniles (Mocidade Portuguesa) y paramilitares (Legión Portuguesa), en el culto al Jefe y en la ideología católica.



El Estado Novo presenta características de organización estatal, esencialmente el Estado corporativo, semejantes a los regímenes fascistas instituidos por Benito Mussolini en Italia, Adolf Hitler en Alemania o Tojo en Japón, pero suele considerarse que el Estado Novo no fue un régimen fascista convencional por la falta de un movimiento fascista de masas autónomo y porque Salazar apreciaba el tradicionalismo católico y desconfiaba del carácter modernista y pagano de los fascismos. Se puede decir que es un régimen fascista con particularidades o un régimen autoritario y corporativo de inspiración integrista y fascista.



Algunas veces, el Estado Novo es simplemente llamado República Corporativa (II República) debido a su principal característica: el corporativismo de tercera posición. Salazar daba mucha importancia a esta idea e intentó implantarla totalmente en Portugal.



Características del Estado Novo:



Tal como otros regímenes autoritarios de la época, el Estado Novo poseía un lema para mostrar resumidamente su ideología y doctrina: "Deus, Pátria e Família", idéntico al lema franquista "Dios, Patria y Familia".



El autoritarismo gubernamental. Ciertamente el régimen alegaba estar limitado por el Derecho y por la moral católica; por eso el régimen no se definía como totalitario al estilo fascista o nacionalsocialista, pero sí estaba sostenido por una dictadura donde la voluntad de Oliveira Salazar era la fuente final de las decisiones gubernamentales, y donde la oposición política estaba severamente prohibida.



Era contrario al liberalismo político, a pesar de la existencia de una Asamblea Nacional (con funciones legislativas) y de una Cámara Corporativa (con funciones meramente consultivas), con restringida libertad de expresión. 

 No obstante, la Cámara y la Asamblea sólo representaban a los sectores que apoyaban al régimen, organizados en la União Nacional, partido único fundado por Salazar en 1931 y apoyo del Estado Novo, que Caetano convertirá en Acción Nacional Popular (con excepción del corto período en que estuvo integrada en ella una ala liberal, en una fase crítica del fin del régimen). La unanimidad será la tónica de estos órganos, visto que están compuestos exclusivamente por simpatizantes del régimen y partidarios de la União Nacional.



En este régimen, el Gobierno controlaba el poder ejecutivo y legislativo (puede decretar decretos-ley que se sobreponen a las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional), y a la vez los poderes del Gobierno están fuertemente centralizados y reforzados en las manos del Presidente del Consejo de Ministros ya que era él quien por su solo arbitrio decidía los destinos de la Nación. El Presidente de la República tiene funciones meramente ceremoniales, y aunque formalmente podía escoger y sustituir al Presidente del Consejo de Ministros, esto fue imposible pues Oliveira Salazar cuidó que dicho cargo fuera siempre ocupado por un partidario de la União Nacional, el partido único que se mantenía invariablemente fiel al Presidente del Consejo de Ministros.



En esscuela salazarista, el crucifijo y retratos del Presidente y de Oliveira Salazar, enfatizando la lealtad al régimen sobre cualquier cosa.


El culto al líder, primero Oliveira Salazar, y después, sin gran éxito, Marcelo Caetano. Durante el Estado Novo Oliveira Salazar era representado como un jefe paternal, de maneras tranquilas, austero y eremita, "casado con la Nación". En tanto Salazar no era militar sino un político académico, podía mostrarse sin las poses fastuosas y militaristas de sus congéneres Francisco Franco, Benito Mussolini o Adolf Hitler; aunque Salazar no promovía un culto de la personalidad en torno a sí, permitía que sus subordinados lo mencionasen como el "Ungido de Dios", "Salvador de la Patria" o "Redentor de la Nación".


Una ideología con un fuerte componente católico, asociándose el régimen a la Iglesia Católica a través del Concordato de 1940 (revisado en 1975 y finalmente sustituido por el Concordato de 2004); este concordato concede vastos privilegios a la Iglesia a cambio de su férreo apoyo político, parecido al tradicionalismo de la España franquista.



Un servicio de censura previa de las publicaciones periodísticas, emisiones de radio y televisión, nacionales y extranjeras, prohibiendo toda crítica a la doctrina e ideología del Estado Novo y defendiendo "la moral y las buenas costumbres".

El régimen se apoyaba en la propaganda política (fundando el Secretariado de Propaganda Nacional, el SPN) para difundir las "buenas costumbres", la doctrina y la ideología defendida por el Estado Novo.



Se apoya también en las organizaciones juveniles (la Mocidade Portuguesa fue la más famosa) para imponer entre los jóvenes la ideología defendida por el régimen: obedecer y respetar al «Jefe», insistiendo en la lealtad absoluta al Estado Novo.



Una policía política represiva (conocida como PIDE), omnipresente y detentora de gran poder, que reprime de acuerdo con criterios de selectividad, nunca responsabilizándose por crímenes de masas, al contrario de sus congéneres italiana y especialmente alemana. Aunque no recurre a los ataques masivos ni a los asesinatos colectivos, la PIDE siembra el terror, el miedo y el silencio en la sociedad, en tanto los opositores eran interrogados, torturados y llevados a prisiones lejos de las grandes ciudades (Prisiones de Peniche y de Caxias) y eventualmente a campos de concentración (Tarrafal) destinados a trabajos forzados.



Además de la PIDE, el régimen cuenta con organizaciones paramilitares (Legión Portuguesa) para proteger al régimen de las ideologías opositoras, principalmente el comunismo.



Un discurso y una política anticomunistas, tanto en el orden interno como en el externo, que llevan al régimen a combatir el comunismo y a aliarse con los Estados Unidos durante la Guerra Fría, ingresando en la OTAN, en 1949.


El sistema educativo estaba controlado (una educación nacionalista e ideológica) y centrado en la exaltación de los valores nacionales (el pasado histórico, el gran Imperio Colonial Portugués, la religión, la tradición, las costumbres, etc.), en la enseñanza y difusión de la ideología estatal a los jóvenes; el régimen desconfiaba especialmente de las personas con corrientes políticas diferentes pero dotadas además de un nivel educativo alto.



Un proyecto nacionalista y colonial que pretende mantener a la sombra de la bandera portuguesa vastos territorios dispersos por varios continentes, "del Miño a Timor", pero rechazando la idea de la conquista de nuevos territorios (al contrario del expansionismo nazi o italiano). Más bien el colonialismo portugués es víctima de la política de conquista ajena (como el caso de Timor invadido por Indonesia) o de los movimientos independentistas en África y en el cual radica el mantenimiento de una larga guerra colonial iniciada en 1961, una de las causas del desgaste y caída del régimen.



El régimen era extremamente cauteloso en las relaciones diplomáticas, principalmente durante las décadas del '30 y '40, lo que lleva a Salazar, por un lado, a firmar un pacto con la vecina España franquista y, por otro, a bascular entre el Eje (compuesto por dictaduras) y los Aliados (compuestos por democracias y por la Unión Soviética) durante la Segunda Guerra Mundial.



Una economía capitalista controlada y regulada por carteles, detentores de grandes privilegios, constituidos y supervisados por el Gobierno, receloso de la innovación y el desarrollo, que solo admitirá la apertura de la economía y la entrada regulada de capitales extranjeros en una fase tardía de la historia del régimen, en la década de los 50, desarrollando las infraestructuras (se construirán autopistas, vías férreas, puentes, escuelas...) y la economía portuguesa (principalmente la industria química y metalomécanica, el turismo, los transportes y el sector energético). Es también en este período en que Portugal entró en la EFTA (1959), una organización comercial europea que fue gradualmente sustituida por la Comunidad Económica Europea), y en la ONU (1955).



El régimen era muy conservador, intentando controlar la modernización y evitar la globalización, porque Salazar temía que estos dos fenómenos destruirían los valores religiosos, culturales y rurales de la nación; la censura también impedía la discusión de temas como el feminismo, la educación sexual y la importación de costumbres del resto del mundo.



Una fuerte tutela sobre el movimiento sindical, prohibiendo en la práctica todos los sindicatos y buscando organizar a los operarios y patrones de cada profesión en corporaciones, organizaciones controladas por el Estado que pretenden conciliar armoniosamente los intereses de los trabajadores y la patronal. Una meta de ello era prevenir así la lucha de clases y la agitación social.

Mayores problemas enfrentados por el Estado 

Novo:



Reorganización general de Portugal, particularmente la reconstrucción financiera y el mantenimiento de la estabilidad nacional, a nivel político, económico-financiero, social y cultural.

Los problemas generados por la Guerra Civil Española, ocurrida de 1936 a 1939.

Los problemas consecuentes de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo lugar de 1939 a 1945.

Los problemas causados por la expansión de los regímenes democráticos pluralistas, después de la Segunda Guerra Mundial.


Los problemas relativos al Ultramar Português (Imperio portugués), intensificados en la década de los 50 y, sobre todo, en la de los 60, lo que llevó a la eclosión de la Guerra Colonial Portuguesa, en 1961.



Formas de resolver estos problemas efectuadas por el Estado Novo:



Salazar efectuó muchas reformas económico-financieras, como la disminución substancial de la deuda externa, consiguiendo así equilibrar las finanzas[cita requerida] (en aquel tiempo, era casi un "milagro") y aumentando el valor del escudo (moneda nacional portuguesa). Intenta regular los precios de los productos y los salarios, para evitar la inflación (intenta dar bajos salarios a los trabajadores, pero simultáneamente, baja los precios de los productos, para que los trabajadores puedan llevar una vida sin grandes dificuldades; por eso, la "vida" en Portugal era barata). En la década de los 50, comezó a abrir la economía al extranjero y permitió la entrada regulada de capitales extranjeros, desarrollando mucho la economía y las infraestructuras. Salazar era un buen político y financiero y muchas infraestructuras de Portugal (como el Puente 25 de Abril) fueron construidas por mandato suyo.



Pero, comparado con otros países, el crecimiento económico de Portugal continuó siendo insuficiente. A finales de los 60, Portugal era uno de los países con una renta per capita entre las más bajas de Europa. Había desequilibrios regionales muy marcados en Portugal, entre las ciudades (principalmente las que se encontraban junto al litoral como Lisboa y Porto) que progresaban y se beneficiaban del crecimiento económico, y las zonas rurales que continuaban sin desarrollarse (muchos campesinos portugueses practicaban sólo la agricultura de subsistencia). Por eso, casi 2 millones de personas, en su gran mayoría de las zonas rurales, emigraron masivamente a las ciudades que estaban creciendo, o se dirigieron al extranjero en busca de un mejor nivel de vida, especialmente hacia Francia.



Salazar trajo estabilidad y orden a Portugal,[cita requerida] efectuando la corporativización de Portugal, la prohibición de todos los partidos políticos (a excepción de la União Nacional), la represión y persecución de los "desestabilizadores" de la Nación (opositores), control de la educación, formación de organizaciones juveniles y paramilitares a favor del Estado, prohibición de huelgas, la censura, manteniendo la neutralidad portuguesa en varios conflictos y reparando las relaciones entre Portugal y la Iglesia Católica con el Concordato de 1940.



Pero, en la década de los 60, el país comenzó a sentir alguna inestabilidad por causa de los oposición democrática que iría aumentando por el anhelo de libertad y, principalmente, el fin de la Guerra Colonial Portuguesa (1961-1974). Esta situación inestable se agravó en los 70, con la insistencia del régimen en la continuación de la guerra pese a sus fuertes costos en vidas y dinero y con la "renovación en continuidad" de Marcelo Caetano, quien asumió el poder a la muerte de Salazar pero sin ejecutar cambio alguno en el régimen.



En la Guerra Civil Española, la posición y acción (sobre todo diplomática), a nivel regional e internacional, de Salazar sobre el conflicto español contribuirían significativamente para que Franco venciese en España.



En relación a la Segunda Guerra Mundial, la actitud y la actuación de Salazar se pueden sintetizar en tres aspectos:



- Preservar a los portugueses de los efectos más dolorosos de la guerra. Por eso Salazar intentó y consiguió mantener la neutralidad portuguesa en la Segunda Guerra Mundial. Debido al desequilibrio de los sistemas de producción de la mayoría de los países europeos, la producción nacional aumentó para abastecer al país, privado de importaciones, y para la venta de productos alimentarios, téxtiles, metales (sobre todo wolframio) a los países europeos en guerra (sean del Eje o de los Aliados), acumulando muchas divisas y desarrollando de cierta forma la economía portuguesa.



- La contribución muy significativa para el mantenimiento de la neutralidad española (con el consiguiente beneficio para la causa aliada); el alineamiento español con la Alemania de Hitler hubiera tenido proyecciones negativas de dimensiones imprevisibles en el decurso y resultado de la guerra, y también afectaría a la seguridad, y posiblemente a la independencia de Portugal.



- El apoyo oportuno dado a la causa aliada, con la concesión de facilidades para establecer bases aéreas en las Azores a las fuerzas armadas aliadas, sin afectar a la soberanía nacional, constituyó un acto de gran relevancia y contribuyó a la supervivencia del Estado Novo en la posguerra, evitando la posterior hostilidad de los vencedores.



Con la victoria de los Aliados, en 1945, tuvo lugar una expansión de los regímenes democráticos pluralistas. De tal modo, surgieron presiones intensas sobre Portugal para que el Estado Novo diese lugar a una democracia pluralista. Pero el establecimiento de una democracia tendría como consecuencia inmediata la pérdida de su imperio colonial, habida cuenta que mantener éste era un fuerte costo para la pequeña economía portuguesa (sin que aún las masas de Portugal se beneficiaran visiblemente de los recursos del imperio). Salazar tuvo que luchar arduamente, a nivel externo, contra estas presiones, intentando hacer aceptar internacionalmente la continuación del Estado Novo que se saldó con el ingreso de Portugal en la OTAN, en 1949, donde permaneció a la par precisamente de las democracias occidentales vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, y con su ingreso en la EFTA, en 1959, al lado de la democráticas Inglaterra y Suecia. Fue el reconocimiento, por la comunidad internacional, del régimen portugués y fue un gran triunfo del Estado Novo.



Los problemas coloniales fueron una de las grandes preocupaciones de Salazar que intentó resolverlos. En 1930, se promulgó el Acta Colonial, pero en la década de los 50 y 60, aparecerán nuevos problemas y necesidades por eso Salazar y sus gobiernos empezarán a evolucionar el Concepto Ultramarino Portugués y terminaran por definir una Solución Portuguesa y una Política Ultramarina Portuguesa, considerada correcta, realista y moderna por el régimen, para resolver tales problemas y mantener unificado el imperio colonial. Pero, debido a los errores efectuados por Salazar (ya muy anciano en la década de 1960) en sostener que las colonias eran provincias portuguesas de iure (contrariamente a lo mostrado en la realidad) y al nuevo panorama internacional (la condena del colonialismo y la pronta descolonización en masa de muchas colonias, estimulada activamente por la ONU así como por EE. UU. y la URSS), los pueblos de las provincias ultramarinas portuguesas empezarán también a buscar su autodeterminación y esto originó la Guerra Colonial Portuguesa (1961-1974). Esta larga guerra causó muchas muertes, perjudicó la economía de Portugal y el país comenzó a sentir muchas dificultades económico-financieras, como no se vivían desde hacía mucho tiempo. La presión internacional (por parte de la ONU y de EE. UU., que condenaban el colonialismo), llevó a Portugal a aislarse cada vez más desde un punto de vista diplomático, hasta quedarse "orgullosamente solos" como decía la propaganda del régimen.



Los problemas de Ultramar implicaban también una pesada carga financiera que la economía portuguesa no podía soportar eficazmente, y el escaso desarrollo económico de las colonias africanas causó que la emigración de portugueses acudiera preferentemente a naciones que ofrecieran un entorno más favorable (sobre todo Francia o Canadá, pero también Brasil y Venezuela), siendo que el establecimiento de colonos portugueses en las colonias (quienes debían ejecutar la asimilación prevista en la Solución Portuguesa) siempre fue mucho menor al flujo migratorio dirigido al extranjero y sólo generó dispersas minorías étnicas en los territorios de África, tornando impracticable el nuevo proyecto colonial del Estado Novo. Los problemas del imperio colonial fueron muy mal resueltos, lo que aumentó la oposición al régimen entre la población civil, e inclusive se extendió el descontento hasta las filas de las Fuerzas Armadas, lo cual generó su posterior caída en 1974 (mediante la Revolución de los Claveles).



Otros desórdenes (internos) sufridos en el Estado Novo: 



Por las tentativas golpistas de fuerzas de carácter abiertamente fascista, (Nacionales-Sindicalistas) liderados por Francisco Rolão Preto, y también por las fuerzas anarquistas, que intentarán asesinar a Salazar en 1938.



Por las conspiraciones golpistas de los republicanos, repetidamente frustradas.

Por la acción de las fuerzas políticas opositoras, principalmente el PCP (Partido Comunista Portugués) y los democráticos, que periódicamente presentaban candidato a las elecciones presidenciales manipuladas secretamente (escandalosamente en 1958, con el general Humberto Delgado como candidato alternativo).

Por las tentativas golpistas de militares democráticos (Golpe de Botelho Moniz, en 1961).

Por la acción de los jóvenes, principalmente universitarios, a partir de la década de los 60, que querían la democracia, el fin de la guerra colonial y la libertad (una de las más célebres acciones fue la "Crisis Académica de 1962").



Por la fuerte emigración portuguesa a otros países europeos

Por los actos terroristas causados por milicias opuestas al régimen, como la Acção Revolucionária Armada (ARA) y las Brigadas Revolucionárias (BR) (una de las más célebres acciones fue la captura del barco "Santa Maria" (1961), el asalto de bancos y el ataque a bases militares)

El Estado Novo acabará cayendo por la acción de una conspiración militar dirigida por el Movimento das Forças Armadas, el 25 de abril de 1974.



La guerra civil española:




Salazar defendía la estabilidad de la vida nacional y temía que la turbulenta situación de España pudiese afectar a Portugal. Intensificó la censura y la acción de la policía política PIDE, Policía Internacional y de Defensa del Estado. Portugal proporcionó al bando sublevado un importante apoyo logístico, permitiendo, por ejemplo, la comunicación entre los ejércitos sublevados del norte y del sur cuando aún no podían establecer contacto por tierra, concediendo libre tránsito a suministros militares destinados al bando nacional, repatriando a refugiados republicanos, y aportando una modesta cantidad de combatientes (los "Viriatos") y armamento para los franquistas.



Tras la llegada del general Francisco Franco al poder, Salazar se ocupó de mantener buenas relaciones diplomáticas con la España franquista, si bien durante la Segunda Guerra Mundial temió por unos meses que Franco, con el apoyo del Tercer Reich, intentara invadir Portugal y anexionarlo a España. A partir de 1945, las relaciones hispano-portuguesas se mantuvieron en un buen nivel, aunque marcadas por la mutua desconfianza personal existente entre los mandatarios de ambos países. A despecho de lo que muchos creen, y de lo que los dos gobernantes declararon a la prensa en innumerables ocasiones, Franco y Salazar no se tenían ninguna simpatía. Franco consideraba al portugués taimado y poco claro; Salazar despreciaba en Franco al espadón sin cultura. A título de curiosidad, las entrevistas entre ambos se celebraban en portugués; Franco se defendía con el gallego lo suficiente como para conversar con su homólogo lusitano.



Salazar y la Monarquía:



Salazar alimentó él mismo el mito de su "ideal monarquista" al inicio de su gobierno con el fin de obtener el apoyo del sector integrista portugués para el Estado Novo. Pero esto no pasó de ser un juego político del mismo Salazar. Su antimonarquismo ya se había demostrado durante su militancia en el Centro católico, cuando en un congreso en 1922 llamó al centro a aceptar la república sin pensamientos reservados, es decir, aceptar la nueva forma del estado y renunciar a una restauración monárquica. Esto provocó la marcha de varios católicos monárquicos del centro.



Tras la derrota de la monarquía del norte un centenar de oficiales fueron expulsados del ejército portugués, pero el gobierno de António Maria da Silva propuso su restitución. Esto se paralizaría con el golpe de estado que dio origen a la Ditadura Nacional. Salazar diría en un discurso en 1928 que el debate acerca de la forma del estado (monarquía o república) era la última de las prioridades del país. En 1930 el teniente coronel Adriano Strecht de Vasconcelos entrega al presidente de la república Óscar Carmona un documento titulado A Situação Jurídica dos militares afastados do serviço do Exército em 1919 (en español La situación jurídica de los militares apartados del servicio militar en 1919) donde pedía justicia para los afectados. Salazar lo rechazó, impidiendo la restitución de los ex oficiales monárquicos en el ejército.



Tras la muerte de Manuel II en 1932, Salazar empezó la destrucción total del mito de la monarquía, cuando su gobierno se adueña de las antiguas propiedades de la dinastía de Braganza creando la Fundação da Casa de Bragança (Fundación Casa de Braganza).



Veinte años después, en 1951 Salazar dio un discurso en el congreso de la Unión Nacional, en el que dejaba en claro su desprecio por la monarquía, destruyendo las esperanzas sobre una posibilidad de restauración.



El concordato:



La cuestión de la indemnización de la Iglesia Católica por la nacionalización de sus bienes durante la I República es descartada por Salazar. A pesar de su acción en el Centro Católico y de ser él mismo profundamente católico, la separación de poderes entre el Estado y la Iglesia es un propósito firme del salazarismo. La definición de las relaciones entre el Estado portugués y la Iglesia Católica se oficializaría en 1940 por medio de un concordato. La separación Iglesia-Estado supuso el distanciamiento de quien había sido su amigo, el cardenal Cerejeira, al ocupar éste la sede episcopal lisboeta.



Salazar asume la cartera de Asuntos Exteriores desde la Guerra Civil Española, donde no oculta su simpatía hacia el bando nacional. Con la II Guerra Mundial el propósito del gobierno de Salazar es mantener la neutralidad. Próximo ideológicamente al Eje, el régimen portugués se escuda en eso y también en la alianza con Gran Bretaña para mantener una política de neutralidad, en un esfuerzo de evitar pleitos contra cualquiera de los dos bandos beligerantes.



Primeramente, una intensa actividad diplomática hacia Franco intenta evitar que España se alíe a Alemania e Italia, en el previsible caso de que los países del Eje con España verían la ocupación de Portugal como medio de controlar el Atlántico y cerrar el Mediterráneo, lo que desviaría el centro de gravedad de la guerra hacia la Península Ibérica. Con España se celebra el Pacto Ibérico (1942) logrando ambos países quedar fuera de la guerra.



Salazar no toleró desvíos de los diplomáticos portugueses que arriesgaran su política externa. Cuando el cónsul portugués en Burdeos, Aristides de Sousa Mendes concedió una gran cantidad de visados a refugiados (incluyendo algunos judíos) que trataban de escapar de los nazis, ignorando las instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Salazar fue implacable y lo destituyó. Otorgar solamente visados de transito y en que los demás casos los cónsules y diplomáticos deberían pedir una autorización previa al Ministerio de Asuntos Exteriores.



Salazar fue y sigue siendo injustamente acusado de haber expulsado ignominiosamente a Aristides de Sousa Mendes del servicio público y haberlo privado de sus libertades civiles, quedando reducido a una notoria pobreza, siendo asistido de caridad por la comunidad judía de Lisboa, hasta su fallecimiento en 1954. Pero en realidad Aristides de Sousa Mendes no fue expulsado y siguió recibiendo su sueldo de Cónsul, durante 14 años, hasta el día de su fallecimiento.



El papel de las Azores:



En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, los Aliados intentan utilizar las Azores como base de apoyo para sus fuerzas aéreas. El gobierno de Portugal, sin medios para oponerse a esta exigencia, cedió a la presión aliada. Salazar negoció como contrapartida el suministro de armamento, temiendo un posible ataque de una Alemania debilitada pero aún fuerte, usando el territorio de España como vía de tránsito. Salazar pidió también la garantía de que la provincia ultramarina portuguesa de Timor Oriental (invadida y ocupada por tropas japonesas en marzo de 1942) sería restituida a su metrópoli una vez acabada la contienda mundial.



Aunque Portugal había declarado su neutralidad desde 1939 y mantenía embajadas en los países del Eje y de los aliados, Salazar trató de mantener una posición de simpatía con la Italia Fascista y el Tercer Reich pero reconociendo a la vez que la situación geográfica de Portugal hacía a su país más proclive a sufrir un ataque de británicos o estadounidenses. Con los canales diplomáticos y comerciales abiertos con ambos bandos beligerantes, la balanza comercial portuguesa mantuvo saldo positivo durante buena parte del conflicto.



Las sedes diplomáticas de Gran Bretaña y Estados Unidos coexistían en Lisboa con las de la Italia Fascista y la Alemania nazi, pero Salazar dio instrucciones para que los agentes diplomáticos de esos países ejecutasen sus funciones (que incluían el espionaje) sin interferencia del gobierno lusitano, bajo la condición que los agentes extranjeros no se implicaran en cuestiones políticas de Portugal. 

Esto no impidió que el 2 de mayo de 1945 Salazar enviase a Alemania un mensaje oficial de condolencias por la muerte de Adolf Hitler, siendo uno de los dos únicos telegramas de pésame que un gobierno extranjero remitió por ese hecho (el otro vino de Irlanda, gobernada por Éamon de Valera).



La posguerra:



Los servicios prestados por Portugal a la causa aliada en la Segunda Guerra Mundial permitieron que el régimen intentase forzar un acercamiento hacia Gran Bretaña y los Estados Unidos, considerando que Portugal, pese a sus simpatías profascistas, jamás había apoyado activamente el esfuerzo de guerra del Eje y no había por tanto razones para marginarlo de la misma manera que la España franquista (que también se mantuvo neutral pero que se había ganado la condena de los vencedores tras patrocinar el envío de la División Azul contra la URSS).






Oliveira Salazar trató de explotar al máximo su otorgamiento de las bases aéreas en las islas Azores, apoyado por el hecho que su Estado Novo no había tenido líderes políticos abiertamente pronazis durante la guerra (a diferencia de la Falange española). Tras 1948 los esfuerzos de Oliveira Salazar lograron mayor ímpetu cuando las crisis entre los EE. UU. y la URSS (como el Bloqueo de Berlín) dieron nacimiento a la Guerra Fría, donde Salazar podía mostrar el ferviente anticomunismo de su régimen como credencial para ganar el apoyo político de los Estados Unidos. De hecho, Salazar combinó su anticomunismo con su apoyo a los Aliados en 1943 para lograr que Portugal fuese invitada a unirse a la OTAN en 1949, pese a ser el único miembro de esta alianza que jamás había roto relaciones con la Alemania nazi.



El anticomunismo de Salazar sirvió para sostener la economía portuguesa en función a los mercados de Estados Unidos y Europa Occidental, aunque la escasez de materias primas valiosas en Portugal, así como la poca extensión y población del territorio, impidieron que los capitales extranjeros iniciaran una efectiva industrialización del país. Peor aún, durante la década de 1950 Salazar mostró una fe inquebrantable en sostener la autarquía económica de Portugal hasta donde fuese posible, lo cual mantuvo al país como un exportador neto de materias primas de bajo precio (alcornoques, pesca o productos frutales).



Ante la depresión económica de Portugal, en contraste con el crecimiento económico de Europa Occidental, una enorme cantidad de portugueses emigraron desde inicios de la década de 1960, predominantemente hacia Francia o Bélgica en busca de mejores condiciones de vida, trabajando como obreros. Otros menos migraron hacia Brasil. El temor al reclutamiento masivo de tropas para la guerra colonial en África aumentó el volumen de la emigración portuguesa, al punto que hacia 1974 casi 500 000 emigrantes lusos vivían en los barrios obreros de Francia.



Guerra colonial en ultramar:



Defensor de una política colonialista que veía a Portugal aún como un imperio ultramarino, Salazar apostó por la guerra colonial cuando los movimientos independentistas de Guinea, Angola, y Mozambique pretendieron escindirse de Portugal. Esta política fue rechazada por la mayoría de los países del mundo, máxime en un contexto de independencia colonial donde otras naciones europeas como Gran Bretaña o Francia, e incluso otras dictaduras ideológicamente cercanas a Portugal como la España franquista, ya habían aceptado la imposibilidad práctica de sostener remotos imperios coloniales.



Además, la posición de Salazar para mantener a toda costa el imperio colonial portugués carecía de apoyos en la OTAN (de la cual formaba parte Portugal) y era frontalmente rechazada por los Estados Unidos (aliado económico del régimen). Salazar, en su nacionalismo exacerbado, consideraba que la posesión de extensas colonias era la única opción para que Portugal pudiera jugar un importante papel en la escena internacional y asegurarse la prosperidad económica así como afianzar su identidad patria, consciente que la metrópoli tenía poca extensión, poca población, y escasos recursos naturales de gran valor, lo cual la condenaría a ser "nación de segunda fila en el concierto europeo" si perdía sus colonias.



Ante el visible rechazo al tardío imperialismo de Portugal, Salazar se vio obligado a estimular una política de aislacionismo internacional respecto a la descolonización bajo el lema "orgullosamente solos" (orgulhosamente sós, en portugués). Salazar rechazó incluso la incorporación de Goa dentro de la India, y después que el gobierno indio tomara militarmente Goa en diciembre de 1961 el régimen de Lisboa insistió en considerar a Goa provincia ultramarina nombrando "gobernadores" o emitiendo sellos postales para dicho territorio.



La oposición al régimen:



El autoritarismo de Salazar le llevó a tomar una posición contraria al sindicalismo libre. Esta postura, que debilitaba las demandas del movimiento obrero, fue contestada por una parte de la población, que se rebeló. Las fuerzas de seguridad reprimieron duramente dichas protestas públicas, siendo habitual que la Guardia Nacional Republicana (GNR) causara muchos heridos y muertos. Una de aquellas víctimas sería la joven Catarina Eufémia, que se convertiría en la personificación de la resistencia antisalazarista.



Mientras tanto, los movimientos comunistas y socialistas, aunque proscritos, siguieron en su resistencia al régimen de Salazar. Los enormes gastos de la guerra colonial en la década de 1960 incluso causaron la pérdida del apoyo de militantes de derecha, que lamentaban el atraso económico de Portugal en comparación a los países de Europa Occidental (e incluso respecto a España) mientras los gastos fiscales laboriosamente ganados eran gastados mayoritariamente en una guerra colonial.



Para acallar las voces de oposición, el régimen de Oliveira Salazar recurrió a la PIDE o "Policía internacional e de defesa do Estado" para la represión política, al mismo tiempo que lograba infiltrar a la PIDE en casi todos los sectores y grupos de la sociedad portuguesa, desde las fuerzas armadas hasta los sindicatos, pasando por la Iglesia Católica local y la militancia del Partido Comunista Portugués.



Obras:



Con un gobierno transformado en el régimen más longevo de Europa Occidental, Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, que demuestra su alianza con el catolicismo conservador de Portugal, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, autopistas y otras. Sin embargo, su obstinación en mantener las colonias aisló a Portugal y retrasó su crecimiento durante décadas debido al alto costo económico y social que significaba para una economía débil y precaria como la de Portugal el sostener la guerra colonial tanto en África como en Asia y sus respectivos gobiernos coloniales.



Retirada del poder:



El principio del fin de Salazar comenzó el 3 de agosto de 1968, cuando tenía ya 79 años. Durante sus vacaciones en el Forte de Santo António, en Estoril. Salazar se preparaba para ser tratado por su pedicuro cuando se dejó caer en una silla de lona. La silla cedió y Salazar cayó violentamente, llevando un fuerte golpe en la cabeza. 

Otras fuentes indican que el golpe lo recibió en su bañera. Lo cierto es que el accidente quedó oculto por orden del propio Salazar, quien tras levantarse, se negó a recibir atención médica, exigiendo secreto a los presentes. El Primer Ministro regresa a Lisboa. Quince días después, Salazar admite estar enfermo y el 6 de septiembre es trasladado de urgencia en un coche desde su residencia en São Bento, Lisboa, al Hospital de São José, donde se le opera de urgencia.



El 27 de septiembre, el presidente Américo Tomás llama al profesor Marcelo Caetano para que sustituya al profesor Salazar, incapacitado para las tareas de gobierno. Nadie, sin embargo, se atrevió a notificárselo a Salazar. De hecho, hasta su fallecimiento en 1970 quienes trataban diariamente con él le hacían creer que todavía gobernaba el país, incluso después de haber asumido el gobierno el profesor Caetano.



Vida personal:



Del doctor Salazar, soltero, se dice que mantuvo varias relaciones amorosas con mujeres mucho más jóvenes que él. A lo largo de su vida fue atendido por Dª Maria de Jesús, su ama de llaves. 

Morigerado de costumbres, rayano a veces en la sordidez, usaba unas fuertes botas que le acarrearon ese apodo entre el pueblo. Hombre frío y distante, casi no mantuvo tratos con sus hermanas, únicas familiares directas que vivían cuando accedió al poder, y solo manifestaba cordialidad con algunos íntimos, como su ahijada. Hay algunas escasas imágenes en las que se le ve sonriente en su compañía. Solo aceptaba regalos en forma de flores o libros.



No hay un gran anecdotario personal en torno a su figura; ni siquiera compartía la afición de sus compatriotas por el fado o el fútbol (el fado lo calificaba de deprimente e inmoral) lo que no le impidió fomentar ambos espectáculos, hasta el punto de que su régimen era llamado "el de las tres F: fado, fútbol y Fátima". Se le dio sepultura en la parroquia de Vimieiro, en Santa Comba Dão, en una modesta tumba donde descansa con sus padres.



Algunas cuestiones relacionadas con Salazar:



Por un Decreto de 1937, obligó a usar el llamado teclado nacional o teclado HCESAR en las máquinas de escribir que se vendieran en la nación. Este teclado, llamado así por la secuencia de sus letras de la primera fila, suplió al AZERTY francés por permitir una redacción dactilográfica más rápida en textos portugueses. Así, las máquinas de escribir HCESAR eran obligatorias en las dependencias públicas y entre 1938 y 1974 eran las más habituales en los comercios portugueses. Desde 1974, las máquinas HCESAR se han convertido en curiosas piezas de coleccionista.




La figura del profesor Salazar ganó una votación popular para elegir a los «grandes portugueses» promovida por el canal Radio y Televisión de Portugal (RTP).  No obstante, algunos periodistas e intelectuales portugueses dudaron de los resultados de la votación, que podrían haber sido manipulados desde la RTP. 




La Biblioteca Virtual Dr Rojas Contreras: El Falangista: José Antonio Primo de Rivera. Por Kelder Toti. Guerra Civil Española. La Falange. Frases de Primo de Rivera. Muerte de Primo de Rivera. Ideología del Falangismo. El Caudillo de España. Críticas de Primo de Rivera. Reflexiones de Primo de Rivera. Discursos de Primo de Rivera.

El  Falangista: José Antonio Primo de Rivera. 


                                Por Kelder Toti. 



 José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, tercer marqués de Estella (Madrid, 24 de abril de 1903-Alicante, 20 de noviembre de 1936) fue un abogado y político español, hijo primogénito del dictador Miguel Primo de Rivera y fundador y líder del partido Falange Española. Fue condenado y finalmente ejecutado por conspiración y rebelión militar contra el gobierno de la II República durante los primeros meses de la Guerra Civil Española.

Su imagen fue honrada durante la Guerra Civil Española y la dictadura franquista como icono y mártir al servicio de la propaganda del instaurado "Movimiento Nacional." Su muerte fue silenciada en el bando nacional durante dos años, recibiendo el apelativo de El Ausente. Terminada la guerra su nombre encabezó todas las listas de fallecidos de dicho bando, llegándose a poner la inscripción "José Antonio ¡Presente!" en la gran mayoría de las iglesias españolas.

Ramón Serrano Suñer solía decir que si se hubiese presentado vivo en Salamanca el único "Caudillo" hubiese sido él y nadie se habría atrevido a tocarle, ni siquiera Francisco Franco, por ello su muerte fue al que le convino más, ya que Primo de Rivera hubiera negociado con los sectores más moderado facilitando la toma del poder con un mínimo derramamiento de sangre, por el contrario Franco fue de ciudad en ciudad, pueblo por pueblo y campo por campo eliminando a la oposición a su mandato, en ejecuciones masivas.

Él sería el caudillo de España aunque fuera sobre una pira de cadáveres. Fue primogénito del que había sido presidente del Directorio entre 1923 y 1930, el general Miguel Primo de Rivera. Huérfano de madre a los cinco años, fue educado, junto a sus cuatro hermanos, por una tía paterna. En su crianza se le infundieron las tendencias militares de su padre y las católicas de su madre y sus tías.

Cursó bachillerato desde su casa, sin asistir a clases, instruido por profesores particulares que también le enseñaron francés y algo de inglés. Desanimado por su padre en cuanto a hacer carrera militar, decidió estudiar Derecho en Madrid, siguiendo algunos antecedentes familiares (uno de sus abuelos fue magistrado) e influido por el hijo mayor del médico de los Primo de Rivera, Raimundo Fernández-Cuesta, que acababa de licenciarse en Derecho.

El primer año de universidad lo cursó, al igual que el bachillerato, desde su propia casa asistido por profesores particulares. El segundo año se incorporó a la vida de la universidad, donde trabó amistad con Ramón Serrano Súñer. Este y Raimundo Fernández-Cuesta se convertirían en sus albaceas testamentarios. Tras el decreto de autonomía universitaria de 1919, que permitía las asociaciones de estudiantes, formó parte de la dirección de la recién creada Asociación de Estudiantes de Derecho, dirigida por su amigo Serrano Súñer, antagónica de la Asociación de Estudiantes Católicos, liderada por Ángel Herrera Oria.

En 1922 terminó la licenciatura brillantemente. Posteriormente realiza el servicio militar en los Dragones de Santiago. En junio de 1925 se cruzó de santiaguista, cumpliendo con empeño todos los deberes de la orden religiosa y militar. Siendo universitario escoge la modalidad de "voluntario de un año", y termina el servicio con el grado de alférez de complemento.

José Antonio Primo de Rivera vive muy de cerca el golpe de Estado que en 1923 colocó a su padre al frente de un gobierno dictatorial instaurado con anuencia del rey Alfonso XIII. Terminado el servicio militar aún pasará varios meses ampliando sus estudios de derecho y, en abril de 1925, se dio de alta en el Colegio de Abogados de Madrid y abrió su propio bufete. Poco después fue nombrado Gentilhombre Grande de España con ejercicio y servidumbre del rey Alfonso XIII.

                     La dictadura y su vocación política. 

 En 1930 participó en el proyecto político de la Unión Monárquica Nacional. El 2 de mayo de ese año aceptó el cargo de vicesecretario general del partido, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre, atacada tanto a la caída de su Dictadura, al final de la monarquía, como durante la Segunda República (1931). En este periodo, colabora en el periódico La Nación (copropietario del mismo por herencia familiar) con artículos de carácter político, principalmente reivindicando la dictadura de su padre.

En diciembre de 1931, en el prólogo del libro La Dictadura de Primo de Rivera juzgada en el extranjero, lleva a cabo un duro ataque contra los intelectuales, a los que tacha de estar bajo "el predominio de la masa", considerándolos "pseudointelectuales incalificados, incalificables y descalificados").

Primo de Rivera fracasó en su intento de obtener un escaño de diputado por Madrid en las elecciones de 1931, siendo derrotado por Bartolomé Cossío. Fue detenido en 1932 bajo la sospecha de haber colaborado con la sublevación organizada por el general Sanjurjo, hecho que él siempre negó, saliendo finalmente de la cárcel sin cargos.

En 1933, en pleno auge de los movimientos de la Italia fascista y de la Alemania nazi, colabora en la salida de la revista El Fascio publicando un artículo titulado «Orientaciones hacia un nuevo Estado», un ataque al liberalismo político que comienza:

 "El Estado liberal no cree en nada, ni siquiera en sí mismo. El Estado liberal permite que todo se ponga en duda, incluso la conveniencia de que él mismo exista"; y en el que también se puede leer: "La libertad no puede vivir sin el amparo de un principio fuerte, permanente. Cuando los principios cambian con los vaivenes de la opinión, sólo hay libertad para los acordes con la mayoría. Las minorías están llamadas a sufrir y callar."

 Podríamos decir que nuestro personaje inició su vida política en las filas de la derecha monárquica reaccionaria y contrarrevolucionaria –en la Unión Monárquica Nacional- que agrupaba a muchos de los hombres de la que había sido el régimen de su padre, la dictadura de Primo de Rivera. Una derecha reaccionaria y contrarrevolucionaria que en términos generales le acompañaría y arroparía en su proceso de fascistización hasta la fundación misma de Falange Española en octubre de 1933 y los primeros pasos de la formación. Saz Campos (2004, «José Antonio Primo de Rivera y el Fascismo Español», p. 67).

                  La Falange y su actividad política.

 José Antonio Primo de Rivera creó junto a Julio Ruiz de Alda el Movimiento Español Sindicalista, embrión de la futura Falange Española, movimiento político de carácter fascista que, como tal, nace desconfiando de los métodos democráticos e intenta imponer un Nuevo Estado de carácter totalitario y corporativo (expresado en la consigna del sindicalismo vertical).

En sus puntos iniciales ya están presentes los conceptos que Primo de Rivera manejará a lo largo de su corta vida política: una España unida por un destino universal que supere la lucha de clases y los nacionalismos, la concepción de un hombre nuevo portador de valores eternos y una justicia social que proporcione al hombre una vida digna y humana; todo esto, con un sentido de catolicidad.

La Falange Española fue fundada en el Teatro de la Comedia de Madrid, el 29 de octubre de 1933. Dicho acto comenzó con las palabras de Primo de Rivera «Camaradas, nada de un párrafo de gracias. Escuetamente gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo»; definiéndose acto seguido como contrario al estado liberal parlamentario y fustigando a Jean-Jacques Rousseau y a su Contrato Social:

 "Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto, que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, publicó El Contrato Social, dejó de ser la verdad política una entidad permanente. Antes, en otras épocas más profundas, los Estados, que eran ejecutores de misiones históricas, tenían inscritas sobre sus frentes, y aún sobre los astros, la justicia y la verdad. Juan Jacobo Rousseau vino a decirnos que la justicia y la verdad no eran categorías permanentes de la razón, sino que eran, en cada instante, decisiones de voluntad.[...]"

"Como el Estado liberal fue un servidor de esa doctrina, vino a constituirse no ya en el ejecutor resuelto de los destinos patrios, sino en el espectador de las luchas electorales. Para el Estado liberal sólo era lo importante que en las mesas de votación hubiera sentado un determinado número de señores; que las elecciones empezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el más noble destino de todas las urnas. Después, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a él no le importase nada".

 Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933. 

Y legitimar el ejercicio de la violencia, «la dialéctica de los puños y las pistolas», para propiciar un Estado autoritario:e La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria.

Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933. 

 En las elecciones de noviembre de 1933 obtuvo su escaño en las Cortes, integrado en una coalición conservadora monárquica, por la circunscripción de Cádiz, donde su familia disponía de gran influencia. En 1934 fusionó Falange Española con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, dando lugar a FE de las JONS, incorporando a Falange el nacional-sindicalismo de las JONS. En un primer momento, para la dirección del partido se formó un triunvirato formado por el propio José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda.

Un año después, y tras una ajustada votación, Primo de Rivera acabó siendo proclamado jefe único del partido. A partir de este momento, la figura de José Antonio Primo de Rivera pasará a ser el icono oficial del partido. Primo de Rivera, en la primera andadura de Falange, no se desvinculó de los círculos monárquicos. Siendo Falange un grupo marginal, con escasos recursos económicos, Primo de Rivera encontró financiación en estos grupos que la consideraban una fuerza de choque para combatir a las organizaciones de izquierda y desestabilizar a la II República, aunque en la práctica evitaba la confrontación a cualquier precio.

Más adelante, buscaría el apoyo de la Italia fascista, consiguiendo en el verano de 1935 un sueldo mensual de 50 000 liras como agente extranjero del gobierno fascista italiano. En 1935 Primo de Rivera se dedicó a realizar viajes por España dando mítines, que serán comentados en las páginas del semanario falangista Arriba, y en Haz, órgano del SEU.

En este año Ledesma fue expulsado de Falange. «La Falange tardará en emprender el camino hacia el empleo sistemático de la violencia, pero Falange fue uno de los principales partidos que la practicó durante el segundo bienio. Desde un principio empleó un lenguaje violento que fácilmente podía llegar a la provocación y al asesinato. A su vez, la militancia izquierdista reaccionó, y los primeros muertos entre los lectores y repartidores de prensa falangista se produjeron en enero de 1934.»

 Una vez producidas las primeras muertes en las filas de la Falange, Primo de Rivera fue el líder falangista que más reticente se mostró ante la expectativa de emplear la violencia de modo sistemático. Payne (1997, Cap. La erupción de la violencia), porque caía enel juego delos comunistas, facilitando la represión,por ello recomendaba paciencia, a pesar de las provocaciones de los socialista. Victima falangista de la violencia fue el estudiante Matías Montero.

A éste siguieron otros asesinatos en Valladolid, Gijón y Madrid; los falangistas asesinaron al ex director general de Seguridad y fundador del Comité Nacional de Acción Republicana, Manuel Andrés Casaús, uno de los impulsores de la proclamación de la República en Éibar; también al periodista santanderino Luciano Malumbres. Por parte de la izquierda, el primer asesinato fue el de Juanita Rico, una costurera miembro de las Juventudes Socialistas, en represalia a la muerte del falangista Juan Cuéllar. Los asesinos de Rico la acusaron de haber tomado parte en la reyerta y haberse orinado sobre el cuerpo del todavía moribundo falangista.

 En las elecciones de 1936, la izquierda y la derecha acudieron agrupadas en el Frente Popular y Frente Nacional, respectivamente, y La Falange, que no alcanzó acuerdos, concurrió en solitario. Primo de Rivera, al margen de su deseo de conservar el acta parlamentaria, pensaba que no sería entendido que la Falange acudiera a las elecciones desvinculada del Frente Nacional, siendo partidario de alcanzar un acuerdo; pero pesó más la presión de la dirección de la Falange contraria al principio de acuerdo ya alcanzado, bien porque consideraron escasos los escaños garantizados, bien por reticencias a llegar a acuerdos electorales con otras fuerzas. Gil Pecharromán (1996, pp. 411-420)

Estas elecciones pusieron de manifiesto los escasos apoyos con los que contaba la Falange, obteniendo 44 000 votos en todo el territorio nacional, lo que significó el 0,7 % de los votos útiles. En aquel mismo año el gobierno del Frente Popular declaró ilegal a la Falange (aunque después los tribunales revocaran esta medida) como «responsable de desórdenes públicos». Entre estos, el atentado contra el catedrático de Derecho Jiménez de Asúa, en el que resultó muerto su escolta. Jiménez de Asúa fue tiroteado por dos jóvenes falangistas en represalia por el asesinado del estudiante falangista Juan José Olano.

Al destacado jurista y político republicano, los falangistas lo responsabilizaban de aquel asesinato. También fue condenado a cinco meses de arresto por tenencia ilícita de armas y tenía causa pendiente por amenazas al tribunal. Primo de Rivera fue encarcelado primero en la Cárcel Modelo de Madrid (el 14 de marzo de 1936), siendo posteriormente trasladado a la cárcel de Alicante el 5 de junio de 1936. Conspiraciones contra la II República.

Desde sus comienzos, la II República estuvo amenazada por tramas insurreccionales de la derecha hasta los ultranacionalistas; solo reuniendo a toda la gama facciosa se podrá tener éxito, de lo contrario los Levantamientos fracasarán. En agosto de 1932 fracasó el primer intento de derrocar la República. Desde entonces subyacían dos corrientes insurreccionales en la derecha: Una de carácter civil alentada principalmente por los partidos Renovación Española y Comunión Tradicionalista, con apoyos dentro del ejército, que pretendía la restauración de la monarquía.

Y otra, más puramente militar que pretendía, mediante un golpe militar, restaurar el orden social supuestamente deteriorado con la promulgación de la República. A estas tramas, en 1934 vendría a sumarse Falange Española que nace con un carácter marcadamente insurreccional.j Pero a diferencia de estas tramas que veían la posibilidad de un gobierno fuerte como el medio para restablecer el orden perdido, Falange Española ve en ese gobierno fuerte un fin en sí mismo, propone un orden nuevo de carácter totalitario. Primo de Rivera aspiraba a que la Falange fuese el motor de la insurrección.

En varias ocasiones, mantuvo contactos con militares para que apoyaran una insurrección dirigida por la Falange. En el informe secreto sobre la situación política española que José Antonio Primo de Rivera redactó e hizo llegar al gobierno italiano en el verano de 1935, se lamentaba de que en el momento en el que se produjo la revolución de Asturias de octubre de 1934, Falange no dispusiera de fuerzas suficientes para haber respondido con una contrarrevolución; y, sobrevalorando la capacidad de Falange, informaba que "si los acontecimiento se precipitasen, la Falange podría tal vez intentar pronto la conquista del poder, por muy inverosímil que ello suene ahora"; que de darse unas circunstancias parecidas, estaba preparada para iniciar la sublevación.

En todo caso, "por el momento, la tarea de los organizadores de la Falange es trabajar sin descanso por fortalecer todos los órganos desde los servicios de información, de propaganda, expansión de la Falange y de formación política: será en el mes de octubre cuando se pueda hablar de un plan integral y calcular los elementos de los que se deba disponer para cumplirlo".

 A finales de 1934 o principios de 1935, Primo de Rivera redactó la composición del posible gobierno que saldría de la insurrección. Formado principalmente por falangistas, también figuraban Franco, Mola y Serrano Súñer como ministros de la Defensa Nacional, Gobernación y Justicia respectivamente. Primo de Rivera se autonombraría jefe de aquel gobierno.

En 1935 elaboró varios planes. En junio, la cúpula falangista se reunió con los jefes territoriales en el parador de Gredos para preparar una insurrección que tendría su origen en Fuentes de Oñoro, pueblo de la provincia de Salamanca, cercano a la frontera de Portugal para posibilitar la incorporación del general Sanjurjo (por entonces exiliado en Portugal) y, también, facilitar huida en caso de fracaso. Y en noviembre, otro plan preveía que la insurrección comenzara en Toledo, con la colaboración del coronel Moscardó. Ninguno de estos planes encontró los apoyos suficientes.

Más adelante, recurriría directamente a Franco, entonces jefe del Estado Mayor, para que apoyara una insurrección. Franco se limitó a desviar la conversación. Con la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, las tramas para derrocar a la República se fortalecieron. Durante varios días el país vivió el riesgo de una intervención castrense para anular los comicios. A partir de entonces se sucedieron las reuniones de generales para propiciar un pronunciamiento.

El 8 de marzo, en una de esas reuniones celebrada en el domicilio de un miembro de la CEDA, se concretó un plan para dar un golpe de Estado. El 20 de abril del que saldría una junta militar presidida por el general Sanjurjo, todavía en el exilio. Las tramas insurreccionales iban confluyendo y la Falange era ignorada, quedando al margen de ellas, por ello era necesario esperar a fortalecer a la Falange para poder arrebatarle el poder a los comunistas y anarcosindicalistas, esto contrastaba con la opinión de Franco partidario de la acción inmediata, lo que le permitiría quedarse en el poder indefinidamente a costa de una sangrienta guerra civil, que utilizaría de coartada para limpiar a España de la escoria socialista y comunista.

 El 14 de marzo, Primo de Rivera ingresó preso en la cárcel Modelo de Madrid por posesión ilícita de armas y posteriormente, el 5 de junio, fue trasladado a la cárcel de Alicante. Desde la cárcel, favorecido por un relajado régimen de visitas, dirigió a la Falange tratando de llevar la iniciativa en la insurrección. A finales de abril redactó una carta dirigida a los oficiales del ejército que se distribuyó el 4 de mayo. En ella se hacía un llamamiento a la sublevación: España puede dejar de existir.

Sencillamente: si por una adhesión a lo formulario del deber permanecéis neutrales en el pugilato de estas horas, podréis encontraros de la noche a la mañana con que lo sustantivo, lo permanente de España que servíais, ha desaparecido. [...] Cuando lo permanente mismo peligra, ya no tenéis derecho a ser neutrales. Entonces ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales, sin los que es vano simulacro la disciplina. Y siempre ha sido así: la última partida es siempre la partida de las armas.

“A última hora –ha dicho Spengler-, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”.
Carta a los militares de España.
A partir de mayo de 1936, mantiene correspondencia con el general Mola. En una carta que Primo de Rivera le hizo llegar a Pamplona, no le prestaba su apoyo total y hablaba de condiciones, ofertándole 4.000 falangistas disponibles desde el primer día del alzamiento. La conspiración seguía su marcha y Primo de Rivera no lograba que la Falange fuese un movimiento político inspirador. Los militares estaban también en contacto con los monárquicos, los cedistas y los carlistas; y desde el Bloque Nacional, Calvo Sotelo parecía querer arrebatar a Falange el marchamo de fascista.

El 24 de junio envía una circular a todas las Jefaturas Territoriales para que no se sumen a proyectos en los que la Falange no es considerada «como un cuerpo total de doctrina, ni como una fuerza en camino de asumir por entero la dirección del Estado» sino que la consideran como un mero «elemento auxiliar de choque». Sólo cinco días después, el 29 de junio, Primo de Rivera envía nuevas circulares, ahora sí, apoyando la insurrección. Una, destinada a la primera línea de Madrid, hace un llamamiento al adiestramiento para estar preparados ante el instante decisivo:

"Vuestro entusiasmo prefiere el combate a la preparación; pero lo que se acerca es demasiado grande para que lo arrostremos sin prepararlo". Y otra, destinada a La Jefaturas Territoriales, para que se pongan a disposición de los mandos militares en la sublevación. "Cada jefe territorial se entenderá exclusivamente con el jefe superior del movimiento militar en el territorio o provincia", interviniendo los falangistas en sus propias unidades con sus propios jefes y sus propios uniformes.

A juicio de Gil-Robles, este cambio pudo estar relacionado con el viaje del carlista Rodezno a Alicante o deberse a una conversación de su hermano Fernando (su enlace con los conspiradores) con el general Mola, donde, este último, se mostró enfadado por el tono de la anterior circular del día.

 El 13 de julio manda otra carta a Mola en la que le pedía acelerar la sublevación. "Tiene el carácter de apelación suprema. Estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el Gobierno". Ésta se cruza con la comunicación que Mola le envió, por medio de un oficial, informándole del día del alzamiento. José Antonio Primo de Rivera, el 17 de julio, redactó un manifiesto en el que expresaba la participación sin reservas de la Falange en la rebelión: "Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria".

Se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina. […] Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos, guardianes de la patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. ¡Que Dios nos ayude! ¡Arriba España! José Antonio Primo de Rivera. 17 de julio de 1936.

                                Fusilamiento y repercusión. 

 Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo la insurrección, José Antonio Primo de Rivera seguía preso en la cárcel de Alicante. El día anterior, él y su hermano habían estado recogiendo sus pertenencias, lo que permite pensar que daban por hecho su salida de Alicante. Con anterioridad a esa fecha existieron diversos planes para posibilitar su fuga. Entre ellos uno que lo llevaría en una avioneta a la ciudad de Orán, Argelia, y otro a Mallorca en una embarcación. Todos fracasaron antes de iniciarse.

También existió un ofrecimiento, muy cercano al día 18, de un grupo de oficiales alicantinos que utilizarían un camión de la Guardia de Asalto para alejarlo de Alicante; ofrecimiento que fue rechazado por Primo de Rivera, ya que se le tendría como un cobarde perdiendo toda autoridad sobre El Partido y La falange, lo que sería un grave error, ya que los franquistas precipitaron su captura, y no hicieron nada para buscar su liberación o canje.
El 13 de julio trasmitió una orden para concertar la acción de los falangistas y militares simpatizantes en Valencia, Alicante, Alcoy y Cartagena, lo ideal hubiera sido concentrarse solo en las plazas que denominaban ampliamente y rechazar la milicia republicana en su contraataque.
Varios militares estuvieron reunidos en el hotel Victoria de Alicante donde se alojaban su hermana Pilar y su cuñada. El 17, su hermana y su cuñada se dirigieron a Alcoy para pedir a los falangistas que se acuartelaran con los militares; a su regreso fueron detenidas con la orden de permanecer bajo arresto en su propio hotel (el 1 de agosto serían encarceladas en el Reformatorio de Adultos de Alicante).

El levantamiento fracasó en Valencia y Alicante y esto frustró el intento de  liberación. Grupos de falangistas salieron el día 19 de diversos pueblos de la región levantina en dirección a Alicante. Uno de los grupos, el más numeroso, que había salido desde Rafal fue detenido a tiros por la Guardia de Asalto. Enterados de este hecho, los otros grupos desistieron.

En los cuatro meses que mediaron hasta su muerte, Primo de Rivera suavizó su discurso. Unos meses antes había expresado su opinión sobre la guerra: "Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria!" En estos meses hablaría del fin de las hostilidades y de reconciliación como forma de ganar tiempo.
 «La aparente transformación experimentada por José Antonio a lo largo de los siguientes cuatro meses daría pie a la idea, posteriormente muy extendida, de que podría haber sido la gran oportunidad perdida para reconciliar ambos bandos en la guerra civil española.».

 En agosto propuso un plan para poner fin a la contienda. El día 14, José Antonio diría a Martín Echeverría (Secretario de la Junta Delegada para Levante): "España se deshace. El triunfo absoluto de un bando, no supervisado por nadie, puede traer de nuevo las guerras carlistas: un retroceso donde perecerán todas las conquistas de orden social, político y económico, la entrada en un periodo de tinieblas y torpeza". Diego Martínez Barrio, que acompañó a Echeverría, narra así la entrevista:

“Supe que el señor Primo de Rivera había propuesto al señor Martín Echeverría, para que éste, a su vez, lo trasladara al Gobierno, que se le permitiera salir de prisión, donde se reintegraría al cabo de cierto tiempo, para lo cual daba su palabra de honor, con el fin de realizar una gestión en el campo rebelde orientada a la terminación de la guerra civil y al sometimiento de los militares y civiles rebeldes contra la República, al gobierno legítimo.

Hablaba también de unas soluciones intermedias que podrían ser base de esa negociación; pero recalcaba, insistía, en la necesidad de que se pusiera término a la contienda que se había iniciado, porque creía él, como español, que la contienda sumiría en el caos y en la ruina a la patria.

Conferencia pronunciada por Martínez Barrio en México en 1941.

Redactó un guion que ocupaba una hoja por ambas caras en el que se analizaba la situación política y se definían una serie da acuerdos para acabar con la contienda; en otra hoja aparte se encontraba la lista de nombres que formarían el gobierno de reconciliación.

El plan contemplaba el acatamiento a la legalidad de la República y una amnistía para los sublevados. El gobierno de reconciliación estaba formado, principalmente, por republicanos moderados y no figuraba ningún militar.
El plan no fue tenido en cuenta por el Gobierno, según opinión de Martínez Barrio, los rebeldes no habrían depuesto las armas ante tal propuesta y, también, "no había posibilidad de arrancar a la acción de la justicia la persona del jefe de Falange Española".
Su situación en la cárcel vino a agravarse cuando tras las protestas de otros reclusos por los privilegios de que disfrutaban los hermanos, y una vez cambiado el director de la cárcel, se descubrieron en su celda dos pistolas y cien cartuchos. Desde entonces permanecieron incomunicados con el exterior, prohibiendo que recibieran correo, prensa y escucharan la radio, como había ocurrido hasta entonces. Desde el bando nacional existieron diversos intentos de liberación. El Gobierno de la República recibió varias ofertas de los rebeldes para canjearlo. Quizá, la que más posibilidades tuvo de llegar a un acuerdo sería la que proponía el intercambio del hijo de Largo Caballero (entonces Presidente del Gobierno). Se reunió el Consejo de Gobierno, Largo Caballero se abstuvo de intervenir y, finalmente, el Consejo lo desestimó. Fracasados los intentos de canje, se desarrollaron varias operaciones tipo comando con el conocimiento y la aprobación de Franco. Dos de estas operaciones se realizaron con la colaboración del Tercer Reich alemán, se contaba con el apoyo de la legación diplomática alemana en Alicante, se disponía de dinero para sobornar a quienes lo custodiaban e intervinieron torpederos alemanes para acercarlos al puesto de Alicante. Estas operaciones fracasaron como también fracasaría una tercera en la que intervenía un buque de la naviera Ybarra. El 3 de octubre se inició el sumario contra los dos hermanos, la cuñada (Margarita Larios, mujer de Miguel) y varios carceleros. La acusación era la de conspiración y rebelión militar, lo que conllevaba la pena de muerte. El Tribunal Supremo nombró a un magistrado de la Audiencia de Madrid para llevar la causa y el 11 de octubre se iniciaron los interrogatorios de acusados y testigos. José Antonio Primo de Rivera compareció por primera vez ante el tribunal el 3 de noviembre, negando todos los cargos. La vista oral tuvo lugar los días 16 y 17 de noviembre. Primo de Rivera contestó con evasivas a las preguntas del fiscal. Negó haber tenido contactos con elementos contrarios a la República, negó haber contribuido a la preparación de la insurrección y negó haber intervenido en el levantamiento de la Falange en Alicante, alegando que estaba incomunicado en su celda, algo que se contradecía con el flexible régimen de visitas que disfrutaba en aquellos días. El jurado se retiró a deliberar y tras cuatro horas, a las dos y media de la madrugada, salieron con el veredicto de culpabilidad. José Antonio Primo de Rivera fue condenado a muerte por conspiración, su hermano Miguel a cadena perpetua por el mismo delito y Margarita Larios a seis años y un día como colaboradora. En el mismo juicio se absolvió a los tres carceleros que estaban acusados de complicidad. La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema. El comunista Jesús Monzón, Gobernador Civil de Alicante, trató de retrasar la ejecución, pero el comité de Orden Público local ordenó la ejecución de la sentencia para la mañana del día 20. La sentencia se cumplió, según versiones, sin esperar el enterado del Gobierno. En el libro La pasión de Pilar Primo de Rivera (2013), su autor, José María Zavala, recoge el testimonio de Joaquín Martínez Arboleya, presente en el patio de la cárcel, de que antes de morir fue maniatado y fusilado, disparándosele a las piernas, para prolongar su agonía, hasta que el miliciano cenetista Guillermo Toscano Rodríguez le disparó en la sien. Según Martínez Arboleya, cuyo testimonio también se recogió en La pasión de José Antonio (Zavala, 2011). Gritó dos veces "Arriba España" antes de morir, una al ser fusilado y otra antes del tiro de gracia en la sien. Toscano fue preso y finalmente fue fusilado en la prisión de Granada en junio de 1941, pese a que en su expediente había una declaración de perdón de los hermanos de José Antonio.
En su testamento dejó constancia de su deseo: «Que sea la mía la última sangre española vertida en discordias civiles». Otra de sus frases más conocidas es: «Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino».
La noticia de su muerte llegó pronto a la zona nacional y fue silenciada durante los dos años siguientes, llegándosele a conocer como "el ausente".
La figura del mártir, ampliamente explotada en los años siguientes, resultaría quizá más útil y menos incómoda que la del líder político. Además, mientras Primo de Rivera permaneciera vivo pero «ausente», los líderes de Falange no intentarían dotarse de un nuevo líder, siendo así más manejables por la voluntad de Franco de concentrar todo el poder en sus manos.
«Después de su ejecución se convirtió en un mártir simbólico, y el cumplimiento de sus supuestos planes para España dotaron de una falsa justificación prácticamente para cada acto del Caudillo.» Se ha especulado sobre si desde el bando sublevado se hizo o no lo suficiente para preservar su vida.
Las relaciones de Primo de Rivera y Franco nunca fueron buenas. Primo de Rivera, en las elecciones por Cuenca se negó a que Franco figurara junto a él en la lista de candidatos; y Franco, posiblemente, no le perdonase esa actitud. Lo cierto es que la muerte de Primo de Rivera facilitó a Franco la posterior utilización de la Falange.

Ramón Serrano Suñer relata en sus memorias: «Respecto al mismo José Antonio no será gran sorpresa, para los bien informados, decir que Franco no le tenía simpatía. Había en ello reciprocidad pues tampoco José Antonio sentía estimación por Franco y más de una vez me había yo –como amigo de ambos- sentido mortificado por la crudeza de sus críticas».

 Tras el final de la guerra, el cuerpo fue exhumado y llevado a hombros desde Alicante hasta el Escorial. Y una vez terminada la basílica del Valle de los Caídos, Francisco Franco ordenó que su cadáver fuera trasladado y sepultado allí. José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español.

Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real. Payne (1997, pp. 372-373).

                           Ideología y pensamiento. 

 La influencia fundamental de Primo de Rivera podemos encontrarla en su padre. José Antonio Primo de Rivera comenzó su carrera política para defender su memoria política y consideró su dictadura una oportunidad perdida: "Quizá no vuelva a pasar España en mucho tiempo por coyuntura más favorable". Una oportunidad perdida por "pequeñeces":"Dejaron pasar el instante. No percibieron su decisiva profundidad. Empezaron a hacer remilgos por si la Dictadura menospreciaba tales o cuales pequeñeces rituarias".

En su trayectoria al frente de la Falange lo veremos, en varias ocasiones, conspirando contra el régimen parlamentario de la II República para propiciar un gobierno totalitario; y en sus escritos son frecuentes las referencias a un sistema jerarquizado y totalitario: "Ninguna revolución produce resultados estables si no alumbra a su César. Sólo él es capaz de adivinar el curso soterrado bajo el clamor efímero de la masa.

El jefe no obedece al pueblo: debe servirlo pues es otra cosa bien distinta; servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido, aunque el mismo pueblo desconozca cuál es su bien". "Los jefes pueden equivocarse porque son humanos; por la misma razón pueden equivocarse los llamados a obedecer cuando juzgan que los jefes se equivocan. Con la diferencia de que, en este caso, al error personal, tan posible como en el jefe y mucho más probable, se añade el desorden que representa la negativa o la resistencia a obedecer".

 "Ya es hora de acabar con la idolatría electoral. Las muchedumbres son falibles como los individuos, y generalmente yerran más. La verdad es la verdad (aunque tenga cien votos). Lo que hace falta es buscar con ahínco la verdad, creer en ella e imponerla, contra los menos o contra los más" Arriba, 4 de Julio de 1935.

No obstante la defensa que hiciera del "hecho revolucionario de la Dictadura", le encontró la falta de sustrato ideológico que la mantuviera: "¡Si los intelectuales hubieran entendido a aquel hombre! [...] Los intelectuales hubieran podido organizar aquel magnífico alumbramiento de entusiasmos alrededor de lo que faltó a la Dictadura: una gran idea central, una doctrina elegante y fuerte".

Toda su carrera política estuvo determinada por el hecho de que un nacionalismo autoritario efectivo tendría que ser mucho más programático e ideológico y estar más organizado que el sencillo sistema de su padre. Fue en 1933 cuando Primo de Rivera, animado por el éxito de Hitler, se acercó al fascismo.Preston (1998, p. 110): Primo de Rivera creyó encontrar en el fascismo el soporte ideológico que buscaba: "os que, refiriéndose a Italia, creen que el fascismo está ligado a la vida de Mussolini, no saben lo que es fascismo ni se han molestado en averiguar lo que supone la organización corporativa.
“El Estado fascista, que debe tanto a la firme voluntad del Duce, sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta. Lo que pasó en la Dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno de temporal cautivo. No hay pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de un nuevo ensayo dictatorial, pese a las excelencias del que conocimos”.
Es probable  que Primo de Rivera implementara un Senado Corporativo permitiendo en una de las cámaras la participación de los grupos centralistas y de izquierda moderada mientras le daba amplia participación a las diferentes voces y grupo de la sociedad española de su tiempo. Por ello es necesario desarrollar un amplio desarrollo intelectual e ideológico que sustente al movimiento “ultranacionalista”

Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino para siempre. [...] Nosotros no propugnamos una dictadura que logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso liberalismo. Vamos, por el contrario, a una organización nacional permanente; a un Estado fuerte, reciamente español, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara corporativa que encarne las verdaderas realidades nacionales. Que no abogamos por la transitoriedad de una dictadura, sino por el establecimiento y la permanencia de un sistema" El Fascio, 16 de marzo de 1933.

 Es también innegable la influencia en él de la generación del 98 con su pesimista visión de la sociedad española,v y la especial influencia de Ortega y Gasset;  encontrándose en éste el referente a su "Unidad de destino en lo universal". Una constante en su pensamiento fue la añoranza de la España Imperial desilusionado por una España que pensaba caminaba hacia la "invasión bárbara", como calificaba al socialismo y especialmente al comunismo. Antiparlamentarismo.

 En repetidas ocasiones, José Antonio Primo de Rivera se refirió al Parlamento en tono despectivo, lo definió como «una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa»; despreciándolo principalmente por los siguientes motivos: "No creía que las derechas en su ejercicio parlamentario lograran frenar una inevitable revolución socialista: "Las derechas están en su parlamento como niños con juguete nuevo...Encerrados en su parlamento se creen en posesión de los hijos de España. Pero fuera hay una España que ha despreciado el juguete. [...]"

Esa España mal entendida desencadenó una revolución. Una revolución es siempre, en principio, una cosa anticlásica. Toda revolución rompe al paso,  por justa que sea, muchas unidades armónicas. Pero una revolución puesta en marcha sólo tiene dos salidas: o lo anega todo o se la encauza. Lo que no se puede hacer es eludirla; hacer como si se la ignorase".
F.E. Nº1, 7 de diciembre de 1933. Consideraba competentes a los ciudadanos para decidir sobre «tareas municipales y administrativas», pero «incultos».y para decidir sobre los destinos de la nación:

"Evidentemente, para adueñarse de la voluntad de las masas hay que poner en circulación ideas muy toscas y asequibles; porque las ideas difíciles no llegan a la muchedumbre; y como entonces va a ocurrir que los hombres mejor dotados no van a tener ganas de irse por las calles estrechando la mano del honrado elector y diciéndole majaderías, acabarán por triunfar aquellos a quienes las majaderías les salen como cosa natural y peculiar".

 Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid el 9 de abril de 1935.

"No confío en el voto de la mujer. Mas no confío tampoco en el voto del hombre".

La ineptitud para el sufragio es igual para ella que para él. Y es que el sufragio universal es inútil y perjudicial a los pueblos que quieren decidir de su política y de su historia con el voto. No creo, por ejemplo, que en la conveniencia o inconveniencia de una alianza internacional o saber la política marítima a seguir pueda tener la masa opinión, ni a lo sumo, más que muy pocos de sus representantes.

Entrevista sobre el voto femenino en La voz, 14 de febrero de 1936.

 Tampoco admitía que una mayoría pudiera decidir sobre lo que consideraba verdades absolutas o valores eternos, ni discutir el liderazgo del jefe: Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau, publicó

El Contrato Social dejó de ser la verdad política una entidad permanente.

 "Suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese yo diferente está dotado de infalible, capaz de definir en un instante lo justo y lo injusto, el bien y le mal. [...]

De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruidoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que sustanciar el ochenta o el noventa por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularais, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejaciones de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle".

 Discurso de la fundación de la Falange Española (Teatro de la Comedia. 29 de octubre de 1934).

 El Estado y el Individuo. Primo de Rivera preconizaba un Estado autoritario en el que supuestamente el hombre alcanzaría su verdadera libertad; ya que ésta sólo sería verdadera «si se conjuga en un sistema de autoridad y de orden».

Un sistema reminiscente del absolutismo ilustrado: La patria es una unidad de destino en lo universal. [...] "El Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación. [...] La idea de destino, justificador de la existencia de una construcción (Estado o sistema), llenó la época más alta que ha gozado Europa: el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. Y nació de mentes de frailes.

Los frailes se encararon con el poder de los reyes y les negaron ese poder en tanto no estuviera justificado por el cumplimiento de un gran fin: el bien de sus súbditos". Conferencia en un curso de FE de las JONS. 28 de marzo de 1935.

 Insistiendo en numerosas ocasiones en esa visión paternalista del sistema autoritario: «Toda la organización, toda la revolución nueva, todo el establecimiento del Estado y toda la organización de la economía, irán encaminados a que se incorporen al disfrute de las ventajas esas masas enormes desarraigadas por la economía liberal y por el conato comunista». La autoridad del Estado quedaría justificada por una misión superior a cumplir. España, como nación civilizada, tendría el deber de imponer su cultura y su poder político fuera de sus fronteras. También, el Estado, y su líder, estarían al servicio de la persona.

Para Primo de Rivera, «la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles»; considerando que el hombre, únicamente adquiría su calidad humana dedicando su vida a una gran empresa colectiva; el Estado sería esa gran empresa. Izquierdas y derechas. Para Primo de Rivera, el principal peligro al que se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados. En cuanto a la derecha la consideraba «falta de fe y de empuje».

A finales de 1935, ante la inminencia de unas elecciones en las que la izquierda ya mostraba posibilidades de ganarlas, acusó a la derecha de «dormirse en una indolencia mortal», incapaces de borrar la memoria del enemigo (Manuel Azaña) con una obra «honda y fuerte». a su juicio:

«El derechismo, los partidos de derechas, quieren conservar la Patria, quieren conservar la autoridad; pero se desentienden de esta angustia del hombre, del individuo, del semejante que no tiene para comer». La posición de Primo de Rivera frente a los partidos políticos coincide con el tercer posición y el transversalismo: un sistema totalitario que supera la división de izquierdas y derechas.

                                     España y el catolicismo.

 «Muchas veces habréis visto propagandistas de diversos partidos; todos os dirán que tienen razón frente a los otros, pero ninguno os habla de la que tiene razón por encima de todos: España.» España es el concepto que más repetidamente aparece en los discursos de José Antonio Primo de Rivera. Quizá, la frase más repetida en sus discursos fuera: «España, unidad de destino en lo universal». Ese destino sería el que posibilitaría acabar con la lucha de clases y el que evitaría la acción disgregadora de los nacionalismos.

España tenía un destino imperial que cumplir y este destino lograría unir a todos los españoles en esa empresa común. España no se justifica por tener una lengua, ni por ser una raza, ni por ser un acervo de costumbres, sino que España se justifica por su vocación imperial para unir lenguas, para unir razas, para unir pueblos y para unir costumbres en un destino universal; que España es mucho más que una raza y mucho más que una lengua, porque es algo que se expresa de un modo del que estoy cada vez más satisfecho, porque es una unidad de destino en lo universal.

Discurso en el parlamento, 30 de noviembre de 1934.

El catolicismo está presente en los conceptos más utilizados por Primo de Rivera. En los Puntos Iniciales de F.E. puede leerse:

 «La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente la Española»; uniendo en esta frase religión y tradición. También está presente en su concepto de universalidad de España: «¿A qué puede conducir la exaltación de lo genuino nacional sino a encontrar las constantes católicas de nuestra misión en el mundo?»60 En su concepto de «vida militante y de sacrificio», mezcla su sentido militar y católico; y es indudable su influencia en su sentido de la justicia social y su paternalismo político.

De tal modo que mantuvo que «toda construcción de España ha de tener un sentido católico». Primo de Rivera contempla una concepción espiritual de la Historia y del Hombre dentro de una cosmovisión católica, opuesta a la interpretación materialista del marxismo, pretendiendo fusionar tradición y revolución.

La recuperación de la tradición católica de España en sus aspectos fundamentales combinado con un afán revolucionario que rivalice con el socialismo marxista en aquellas situaciones donde la intolerable injusticia hiciera parecer justificable el socialismo. El politólogo Arnaud Imatz le considera un tradicionalista revolucionario y algunos pensadores carlistas como Francisco Elías de Tejada le incluyen como pensador tradicionalista.

En cambio Rafael Gambra Ciudad le tacha de imitador de la tradición. La Falange Española: Falange Española (FE) fue un partido político español, de ideología fascista y nacional-sindicalista, fundado el 29 de octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera, primogénito del fallecido dictador Miguel Primo de Rivera.

El 15 de febrero de 1934 FE se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, entre otros. El nuevo partido se denominó Falange Española de las JONS (FE de las JONS). Tras el éxito del fascismo italiano con la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini en 1922, fracasan los diversos intentos de crear en España una organización fascista al estilo de la italiana.

En esos años, con gobiernos autoritarios, la derecha y los sectores financieros y empresariales más reaccionarios no sintieron la necesidad de un partido fascista que había demostrado ser un buen freno en Europa al desarrollo de movimientos de masas de izquierdas. Instaurada la II República, iniciado el proyecto democratizador, cristalizan los primeros intentos en Falange Española, promovida por estos sectores reaccionarios.

 El triunfo de Hitler y la poca implantación del principal partido fascista de España, las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) de Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo, hacen que, en 1933, la extrema derecha española, representada por empresarios industriales y financieros, emprenda la búsqueda de un líder carismático para el fascismo español, encontrándolo en José Antonio Primo de Rivera, hijo del anterior dictador, que ya mantenía posiciones conservadoras y autoritarias. Falange Española se dio a conocer en un mitin celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid el 29 de octubre de 1933.

 En el periodo de la II República jugó un importante papel en el desarrollo de los acontecimientos que condujeron a la Guerra Civil. Nace apoyada por las fuerzas reaccionarias y partidos de la derecha que la utilizan como fuerza de choque.  No consigue un apoyo popular significativo, pero sus frecuentes razias y enfrentamientos con los grupos más radicales de la izquierda, principalmente con las organizaciones juveniles, sus actos violentos y asesinatos contribuyeron a crear un clima de inseguridad y violencia propicio para las intentonas militares.

 La derecha se reorganizó y formó las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (JONS), apoyadas tanto por la Iglesia como por los militares. Se creó también la Falange dirigida por José Antonio Primo de Rivera, hijo del anterior dictador, con una posición originariamente fascista y nazi claramente asumida pero que más adelante fue matizada con el argumento de que, por encima de todo, la organización era española. Octavio Rodríguez Araujo, Derecha y ultraderecha en el mundo.

 La ideología de Falange es el nacionalsindicalismo. Se trataba de un fascismo a la italiana con componentes tomados del catolicismo. José Antonio Primo de Rivera, su fundador, se interesó por un fascismo de cuño italiano y en los primeros tiempos no se opuso al empleo de la etiqueta de "fascista".

A juicio del historiador Payne, la Falange no se diferenciaba en lo fundamental del partido fascista italiano, utilizando en ocasiones su misma retórica. No obstante, el falangismo dispuso de rasgos propios, entre los que destacaba su catolicismo, amplitud ideológica y renacimiento cultural. También la unidad de España se enuncia en el segundo punto programático:

"España es una unidad de destino en lo universal". Y al imperialismo característico de otros movimientos fascistas, enunciado en el punto tercero (Tenemos voluntad de imperio… Reclamamos para España un puesto preeminente en Europa"), añade un carácter panhispánico:
 "Respecto de los países de Hispanoamérica, tendemos a la unificación de cultura, de intereses económicos y de poder. La Falange propugnaba la creación de un Estado Sindical totalitario en el que la lucha de clases sería superada por el Sindicato Vertical, que agruparía en un mismo organismo a empresarios y trabajadores organizados por ramas de la producción. La propiedad de los medios de producción se sindicalizaría y se administraría de forma autogestionaria.

Estando históricamente financiada, principalmente, por el capital y teniendo considerables afinidades con el resto de fuerzas de la derecha radical, siempre ha manifestado una repulsa demagógica del sistema capitalista. A su ideario político se une como elemento populista un ambiguo programa de reformas sociales calificado por los falangistas de "revolucionario". En 1933, Primo de Rivera comienza a interesarse por la ideología fascista.

"En febrero junto a Manuel Delgado Barreto (antiguo colaborador de su padre), director del diario conservador La Nación, lanzan el periódico El Fascio. Al intento se suman Rafael Sánchez Mazas y Juan Aparicio López. De El Fascio sólo llegará a imprimirse un número y buena parte de sus ejemplares fueron retirados por la policía. En ese número colaboran con sus artículos el propio Primo de Rivera (que firma el artículo Orientaciones para un nuevo Estado bajo la inicial "E" de Marqués de Estella) y Ramiro Ledesma". Completan el periódico extensos artículos sobre Mussolini y Hitler.

No obstante el fracaso, el grupo sigue reuniéndose y pronto se unen a ellos Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas. Juntos forman el Movimiento Español Sindicalista, en cuya propaganda figuraba como subtítulo Fascismo Español (FE). En agosto, con la intermediación del ultraderechista vasco José María de Areilza, la dirección de MES-FE se reúne con Ramiro Ledesma para procurarse su apoyo. No se llega a ningún acuerdo, ya que Ramiro Ledesma sólo contempla la posibilidad de que el nuevo grupo se integre en las JONS.

 En octubre, José Antonio Primo de Rivera viaja a Italia, se entrevista con Mussolini y visita la sede del Partito Nazionale Fascista, con el propósito de obtener consejos e información para la organización de un movimiento análogo en España.20 El domingo 29 de octubre tiene lugar la fundación formal de la Falange en el teatro de La Comedia de Madrid, en su discurso fundacional Primo de Rivera, entre otras cosas, diría: La Patria es una unidad total en la que se integran todos los individuos y todas las clases; la Patria no puede estar en manos de la clase más fuerte ni del partido mejor organizado.

"La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de esa unidad irrevocable que se llama Patria.[...] "Que desaparezcan los partidos políticos. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político; en cambio nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de un municipio; nos afanamos todos en el ejercicio de un trabajo...[...] Si nuestros objetivos han de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. [...]"

"Bien está la dialéctica como primer instrumento de comunicación, pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia y a la Patria. Los meses siguientes, la Falange se disputa con las JONS la escasa capacidad de convocatoria del fascismo. Las JONS dejan de recibir las escasas aportaciones que recibiera de sectores financieros que ahora, junto a los monárquicos, se decantan por financiar a la Falange.

La Falange, con más capacidad de maniobra, capitaliza la llegada de nuevos adeptos, logrando rápidamente superar en número de afiliados a las JONS. Ramiro Ledesma, sin los apoyos de la oligarquía financiera, recibe presiones para que se fusione con la nueva Falange, obteniendo créditos de los pequeños y medianos propietarios, defendiendo a cambio sus intereses.

El 11 de febrero de 1934 el Consejo Nacional de las JONS se reúne para considerar la posible fusión con Falange, y el 15 de febrero, con la aprobación del Consejo Nacional, se alcanza el acuerdo con la Falange, según el cual la nueva formación se denominaría FE de las JONS y estaría dirigida por un triunvirato, dos miembros de Falange: Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda; y uno de las JONS: Ramiro Ledesma.

 Los resultados electorales de la Falange durante la II República fueron siempre muy escasos. Esta pobreza de resultados se debió a varias razones, entre ellas, que en España no había un nacionalismo fuertemente arraigado, sino que por el contrario, existían fuertes sentimientos nacionalistas periféricos (por ejemplo, los nacionalismos catalán, vasco y gallego), esto privaba a la ideología fascista, basada sobre todo en el ultranacionalismo, de su principal baza; también a la escasa secularización de la sociedad española y al éxito de otras fuerzas de derechas como la CEDA.

El socialista Luis Araquistáin publica en abril de 1934 un artículo en el periódico estadounidense Foreign Affairs en el que analiza las escasas posibilidades del fascismo en España:

"En España no puede producirse un fascismo del tipo italiano o alemán. No existe un ejército desmovilizado como en Italia; no existen cientos de miles de jóvenes universitarios sin futuro, ni millones de desempleados como en Alemania. No existe un Mussolini, ni tan siquiera un Hitler; no existen ambiciones imperialistas, ni sentimientos de revancha, ni problemas de expansión, ni tan siquiera la cuestión judía. ¿A partir de qué ingredientes podría obtenerse el fascismo español? No puedo imaginar la receta".

 Tampoco consiguieron una solvencia económica. Aunque, en principio, recibiera más apoyos de grandes financieros y terratenientes que las JONS, estos no fueron suficientes hasta que en 1935 fuese subvencionada mensualmente con 50 000 liras por el gobierno italiano. Subvención que fue reducida a la mitad para, posteriormente, ser retirada tras los pobres resultados electorales de 1936.

Ni la doctrina nacional-sindicalista logró atraer a los trabajadores, encuadrados estos en los sindicatos de clase mayoritarios (UGT y CNT). En este periodo no consiguió tener ningún diputado en las Cortes, ya que aunque José Antonio Primo de Rivera consiguió el acta de diputado en las elecciones de noviembre de 1933, lo hizo a través de una candidatura conservadora de Cádiz, denominada Unión Agraria y Ciudadana. En el periodo de la II República las organizaciones juveniles se caracterizaron por su carácter violento.

Las juventudes de izquierdas se proclamaban revolucionarias y las juventudes de derechas, antiliberales. Los enfrentamientos entre ambas eran frecuentes. Unas y otras, escapando al control de sus respectivos partidos, contradecían abiertamente la actividad de estos en el Parlamento. La situación en el ámbito laboral no era mejor, las organizaciones obreras se enfrentaban a grupos de pistoleros al servicio de los intereses de los patronos.

En este contexto surge Falange Española con la práctica de la violencia como parte de su ideario. Como otros movimientos fascistas, FE puso especial interés en encuadrar en sus filas a jóvenes, organizándolos en una estructura paramilitar y canalizando su rebeldía hacia la práctica metódica y organizada de la violencia política. En las fichas de afiliación había una casilla en la que se hacía constar si se poseía "bicicleta", eufemismo de pistola, y se entregaban porras flexibles forradas de metal.

En enero de 1934 el periódico republicano la voz publicó un documento interno en el que se teorizaba sobre la violencia y se daban instrucciones precisas de cómo ejercerla: Fracasadas rotundamente las tentativas de actuaciones por procedimientos legales, e impotentes hoy para contener el avance de la ola roja, cuya práctica y procedimientos genuinamente violentos, a la violencia habrá que recurrir para contener y luego destruir ese peligro que pretende acabar con la civilización.

Los golpes de mano han de estar perfectamente preparados con anterioridad hasta en los menores detalles y llevados a cabo con personas de confianza… Sus objetivos están en todas partes: en la calle y bajo techado, de día y de noche, sobre personas o sobre cosas, y son de un efecto tan grande que, llevado y ejecutado con precisión y audacia pueden resolver situaciones muy comprometidas […]

 La lucha de masas: […] Su modalidad de empleo es la lucha a fondo, y va precedida de la provocación, aun cuando a veces se emplea también la sorpresa. La fuerza que la ejecuta es, como mínimo, la falange (formada por 33 individuos: tres ‘escuadras’ compuestas por 9 afiliados, un jefe y un subjefe), unidad a propósito para esta clase de actuaciones, pues por sí sola lleva a todos los medios combativos necesarios. Ejecución de la lucha: Divididos en escuadras y en contacto estrecho entre individuos de cada una de ellas, para que nunca quede ninguno aislado, se distribuirán estratégicamente, procurando rodear al contrario y, a una señal convenida del jefe de la falange, actuarán con la mayor violencia…

 Las milicias denominadas Falange de la Sangre (posteriormente pasó a llamarse Primera Línea), estuvieron dirigidas inicialmente por el militar retirado Luis Arredondo. Comenzaron a provocar y mezclarse en escaramuzas. Se sucedieron los altercados callejeros y las operaciones de castigo. La distribución de su publicación F.E., voceada por sus propios militantes (los quioscos se habían negado a distribuirla presionados por las organizaciones de izquierdas), propició los principales focos de enfrentamientos. Falange, en la Universidad de Madrid, creó un sindicato de estudiantes, el SEU, en contraposición al mayoritario FUE, con el objetivo de "destruirle".

El 25 de enero de 1934 se llevó a cabo una de esas operaciones de castigo contra el FUE en la Facultad de Medicina, dejando a un miembro de la FUE gravemente herido. Los primeros muertos se produjeron en el bando de la Falange.

El 7 de febrero de 1934, dos semanas después del incidente de la Facultad de Medicina, Matías Montero, estudiante de medicina y cofundador del SEU, murió tiroteado cuando regresaba a su casa después de haber distribuido F.E. Por la dialéctica de la Falange, se esperaba que esta muerte fuese vengada, lo que no ocurrió. Desde los medios de comunicación comenzaron a ironizar sobre el carácter fascista de Falange. Wenceslao Fernández Flórez los llamó franciscanistas y no fascistas. En el ABC, Álvaro Alcalá Galiano se preguntaba "¿Dónde están las misteriosas legiones fascistas?"

A la FE se la llamó Funeraria Española y a Primo de Rivera, Juan Simón el Enterrador. En F.E. se contestó a estas críticas: "Falange Española aceptará y presentará combate en el terreno que le convenga, Falange Española no se parece en nada a una organización de delincuentes, ni piensa copiar los métodos de tales organizaciones, por muchos estímulos oficiosos que reciba."

A finales de febrero y principios de marzo, en Valladolid muere asesinado otro militante falangista, otro en Gijón y un tercero en Madrid. Estas muertes coinciden con la destitución de Arredondo al frente de la Falange de Sangre, sustituido por el aviador Juan Antonio Ansaldo, que las organizó con el más puro y sangriento estilo fascista.

Los falangistas tardaron semanas en responder con contundencia a estas agresiones […] ello era así, no por que los responsables de FE fueran partidarios de una política de contemporización frente a la presión de las organizaciones obreras, sino por las propias carencias de Falange.

Desde las filas de Falange se protestó por la inacción ante la sangría que se estaba produciendo. El líder de las JONS, Ramiro Ledesma, se sumó a las críticas: Ocurrió que la presencia de F.E. se hizo con excesivos optimismos y gesticulaciones. Hay que ser más parcos en el vocabulario de la violencia, sobre todo cuando no se puede dar cumplimiento a sus frases, o cuando hay casi seguridad de que el enemigo las va a creer al pie de la letra. A partir de abril, con la fusión de las JONS, las milicias se fortalecieron con la incorporación de los jonistas.

Comenzaron a ser más efectivas en sus represalias, dedicándose también al desarrollo de una táctica de terror contra las organizaciones de izquierda. La primera víctima mortal en las filas de las formaciones de izquierda se dio el 10 de junio de 1934, cuando un comando de FE de las JONS, como represalia a la muerte, ese mismo día, de uno los suyos, tiroteó a un grupo de excursionistas de las Juventudes Socialistas matando a la joven Juanita Rico, dejando incapacitado a su hermano menor e hiriendo de bala a otros varios.

 La actividad de la Falange estuvo dificultada por frecuentes clausuras de sus locales y la prohibición de muchos de sus actos a causa de los numerosos incidentes violentos que protagonizaban. Sus milicias no dudaron en utilizar a adolescentes en sus acciones como se demostró con la muerte en un enfrentamiento con armas del estudiante de bachillerato Jesús Hernández de quince años de edad. Integrado en el SEU se demostró que, al igual que sus compañeros de la misma edad, portaban pistolas. Economía y sindicato.

 Contrario al Capitalismo (entendido éste como la concentración de la riqueza y los medios de producción) y al liberalismo económico (critica a Adam Smith), creía en un sistema económico totalitario, adhiriéndose al nacional-sindicalismo de Ramiro Ledesma Ramos. Un sistema más allá del corporativismo italianoad en el que un sindicato agruparía a todos los empresarios, todos los trabajadores y todos los medios de producción.

El fin de este sindicato sería conseguir la justicia social que Primo de Rivera enunciase con: "Patria, pan y justicia".ae José Antonio Primo de Rivera consideraba que "lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales". Al sindicato le atribuye la especial misión de articular la Nación. Compartiría esa misión con la familia y el municipio. José Antonio Primo de Rivera y el fascismo. Primo de Rivera comienza a interesarse por las ideas fascistas a principios de 1933.

Defensor de la dictadura de su padre, consideraba que ésta fracasó por carecer de una base ideológica firme que le diera viabilidad a España. Cree encontrar en el fascismo la base ideológica sobre la que sustentar un sistema parecido a la dictadura de su padre. En octubre de 1933, diez días antes de fundar oficialmente Falange Española en el teatro de la Comedia, viaja a Italia y se entrevista con Mussolini.

Los motivos del viaje, según expresó a las autoridades italianas eran: «Obtener material informativo sobre el Fascismo italiano y sobre las realizaciones del Régimen», así como «consejos para la organización de un movimiento análogo en España». En Italia visitó diferentes sedes del Partido Nacional Fascista. Momentos antes de su visita a Mussolini contaría al periodista que le acompañaba: «Soy como el discípulo que va a ver al maestro».ai A su regreso a España escribiría:

«Yo he visto de cerca a Mussolini, una tarde de octubre de 1933, en el Palacio de Venecia, en Roma. Aquella entrevista me hizo entrever mejor el fascismo de Italia que la lectura de muchos libros». Mussolini le regaló una foto dedicada de gran tamaño que José Antonio Primo de Rivera colgó en su despacho junto al retrato de su padre. Abrazó "un fascismo pleno, basado en la concepción mística de la revolución regeneradora, populista y ultranacionalista, orientada a la construcción de un estado totalitario como base y cimiento de una comunidad nacional ordenada y entusiasta, jerárquica y conquistadora. Este es el mínimo común denominador de todos los fascismos, y el de Primo de Rivera lo cubría más que suficientemente".

Durante los meses que siguieron a la fundación de la Falange, las declaraciones a favor del fascismo se suceden. En febrero de 1934 su adhesión al fascismo puede considerarse total, considerándolo «una manera nueva de concebir todos los fenómenos de nuestra época e interpretarlos con sentido propio». Primo de Rivera encuentra en el fascismo los conceptos más utilizados en sus discursos:

 "El fascismo no es sólo un movimiento italiano: es un total, universal, sentido de la vida. Italia fue la primera en aplicarlo. Pero ¿no vale fuera de Italia la concepción del Estado como instrumento al servicio de una misión histórica permanente? ¿Ni la visión del trabajo y el capital como piezas integrantes del empeño nacional de la producción? ¿Ni la voluntad de disciplina y de imperio? ¿Ni la superación de las discordias de partido en una apretada, fervorosa, unanimidad nacional?

"¿Quién puede decir que esas aspiraciones sólo tienen interés para los italianos?"

 La Nación, 23 de octubre de 1933. Incluida su visión sobre el hombre, el héroe:

«El hombre es el sistema, y ésta es una de las profundas verdades humanas que ha vuelto a poner en valor el fascismo. [...] desde el origen del mundo, es el único aparato capaz de dirigir hombres: el hombre. Es decir, el jefe. El héroe». 

La Falange Española se ha creado hace cuatro meses cuando se fusiona con las JONS. A juicio de Payne, los 27 puntos del programa apenas se diferencian del ideario fascista genérico. Primo de Rivera piensa que la experiencia italiana es exportable a España. Extrae del fascismo o coincide con él en su visión nacionalista y su visión de la justicia social:

 –"Está bastante extendida la convicción de que el fascismo no podrá arraigar en España. ¿Que tiene usted que oponer a esta convicción?" –"Yo creo que sí arraigará. España ha realizado obras de disciplina maravillosas. Lo que pasa es que esta necesidad nos coge 'después de un siglo de decadencia. En este momento, nuestras virtudes de disciplina y de organización tal vez estén muy enervadas, pero nadie nos dice que no vamos a ser capaces de encontrar el medio de despertarlas.

El fascismo es una actitud universal de vuelta hacia uno mismo. Nos dicen que imitamos a Italia. Sí, lo hacemos en lo de buscar nuestra íntima razón de ser en las entrañas propias. Pero esa actitud, copiada, si se quiere, aunque sea eterna, da los resultados más auténticos. Italia se ha encontrado a Italia. Nosotros, volviéndonos hacia nosotros, encontraremos a España". –"El fascismo es esencialmente nacionalista. ¿En qué radica el nacionalismo que ustedes quieren estimular?"

 –"La Patria es una misión. Si situamos la idea de Patria en una preocupación territorial o étnica, nos exponemos a sentirnos perdidos en un particularismo o regionalismo infecundo. La Patria tiene que ser una misión. No hay continentes ya por conquistar, es cierto, y no puede haber ilusiones de conquista. Pero va caducando ya en lo internacional la idea democrática que brindó la Sociedad de las Naciones. El mundo tiende otra vez a ser dirigido por tres o cuatro entidades raciales. España puede ser una de estas tres o cuatro.

Está situada en una clave geográfica importantísima, y tiene un contenido espiritual que le puede hacer aspirar a uno de esos puestos de mando. Y eso es lo que puede propugnarse. No ser un país medianía; porque o se es un país inmenso que cumple una misión universal, o se es un pueblo degradado y sin sentido. A España hay que devolverle la ambición de ser un país director del mundo". –"No todos los ciudadanos son capaces de concebir los grandes ideales nacionalistas. Al hombre sencillo del pueblo, ¿qué puede llevarle al fascismo?"

 –"Para el que no sea asequible el gran ideal nacional, queda el motor del ideal social. Indudablemente, el contenido próximo del movimiento está en la justicia social, en una elevación del tipo de vida. El fascismo aspira a la grandeza nacional; pero uno de los escalones de esta grandeza es el mejoramiento material del pueblo. Lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales; pero, además, lo nacional es asequible a mucha más gente de lo que se cree.

"Todo socialista español lleva dentro un nacionalista". Ahora, 16 de febrero de 1934. 

 En los meses siguientes la Falange fue criticada considerándola una imitación del fascismo,cosa no muy lejana dela realidad aunque el Falangismo tenía sus particularidades, a esto responde Primo de Rivera: "Nos dicen que somos imitadores. […] Después de todo, en el fascismo como en los movimientos de todas las épocas, hay por debajo de las características locales, unas constantes, que son patrimonio de todo espíritu humano y que en todas partes son las mismas". Ante estas críticas, (según Payne, influenciado por Ramiro Ledesma), públicamente, se desmarcó del fascismo.

En diciembre de 1934 declaró: «La Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista, tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de volar universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas».

 A partir de 1935 no vuelve a relacionar públicamente a la Falange con el fascismo. No obstante, en el informe secreto que envió al gobierno italiano, en el verano de 1935, sobre la situación de la política española, puede leerse: «La Falange Española de las JONS ha logrado convertirse en el único movimiento fascista en España, lo cual era difícil, habida cuenta del carácter individualista del pueblo»; y en febrero de 1936, el retrato que le dedicara Mussolini todavía se encuentra presente en su despacho.

 El único concepto que Primo de Rivera modificó durante el periodo de su actividad política fue el corporativismo, de su primera adhesión plena pasó a una adhesión con matices: «Esto del Estado corporativo es otro buñuelo de viento. Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada».  En abril contestaría a Miguel Maura en estos términos:

 "Si Miguel Maura hubiera tenido la amabilidad de leer algunos de mis discursos –desde el de la Comedia, el 29 de octubre de 1933, hasta el del domingo anterior a las últimas elecciones–; si hubiera leído los trabajos publicados en Arriba, humildemente anónimos las más de las veces, por mis camaradas de más clara cabeza, notaría que nuestro Movimiento es el único Movimiento político español donde se ha cuidado intransigentemente de empezar las cosas por el principio. Hemos empezado por preguntamos qué es España. […] Jamás se ha llamado fascismo [la Falange] en el olvidado párrafo del menos importante documento oficial ni en la más humilde hoja de propaganda".

La Internacional Fascista. Primo de Rivera tuvo una estrecha relación con el fascismo y con los proyectos de la Internacional Fascista. En 1933 se crearon los Comitati d’Azione per l’Universalitá di Roma (CAUR), oficinas, en teoría de carácter cultural, abiertas en numerosas ciudades del mundo y dependientes de una central en Roma. Primo de Rivera fue miembro fundador de la sección española de la CAUR; organizó diversos encuentros. El primero en Montreux (Suiza), en diciembre de 1934. A este congreso no asistió José Antonio; aunque parece que asistió (no hay prueba documental) uno de los primeros ideólogos del fascismo español, Ernesto Giménez Caballero, entonces encuadrado en la Falange.

La prensa italiana informó de que acudía en representación de Primo de Rivera, algo que éste desmintió:

«El jefe de la Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación por entender que el genuino carácter nacional del movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional».

 En septiembre de 1935 la CAUR organizaría un segundo encuentro al que sí asistió José Antonio Primo de Rivera. Falange no estaba adherida al movimiento y en su discurso ofreció las razones: "España no está preparada todavía para unirse, por mi mediación, a un movimiento de carácter no ya internacional, sino supranacional, universal. Y esto no sólo porque el carácter español es demasiado individualista, sino también porque España porque ha sufrido mucho por las Internacionales. […]

"Si apareciésemos ante la opinión pública española como unidos a otro movimiento, y esto sin una preparación lenta, profunda y difícil, la conciencia pública española, protestaría. Es preciso pues preparar a los espíritus en vista de estos trabajos supranacionales. […] Yo prometo a todos vosotros hacer lo que pueda en ese sentido y despertar una conciencia nacional". Discurso de José Antonio Primo de Rivera en el 2º congreso de la CAUR en Montreux. Gil Pecharromán (1996, p. 371).

En abril de 1935, Primo de Rivera viaja a Italia y, como resultado de este viaje, consigue una subvención del gobierno italiano de 50.000 liras mensuales. Subvención que permaneció en secreto incluso entre las filas de la Falange y que el propio Primo de Rivera se encargaba de recoger, viajando cada dos meses a la embajada italiana en París.

En el verano de 1935, quizá como contrapartida de esta subvención, a requerimiento del gobierno italiano, Primo de Rivera le hace llegar un informe secreto sobre la situación política de España. José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a Alemania para procurarse el apoyo del Tercer Reich cosa quel.ogró a medias. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por la nueva Alemania y especialmente por la organización de las SA y las SS.

En este viaje de visita a Hitler; aunque la entrevista y el viaje resultaron para él desalentadores ya que fueron organizados por un miembro secundario del Partido Nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en Berlín y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria, todo hace pensar que si Primo de Rivera hubiera tomado el poder hubiera habido una cooperación muy estrecha con Alemania e Italia..

De carácter agradable y de trato cortés, caía en accesos de ira cuando se ofendía la memoria de su padre pero inmediatamente se serenaba y disculpaba. En sus tiempos de estudiante, acabó a puñetazos numerosas discusiones y, más tarde, esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los café. En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al General Queipo de Llano. Queipo de Llano no se privaba de hablar despectivamente sobre el dictador Primo de Rivera (padre de José Antonio).

Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio Primo de Rivera, que era alférez de complemento, fue expulsado del ejército por un tribunal militar. En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones, agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las críticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante.

Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto, tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: "Tan chulo como su padre", a lo que Primo de Rivera respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por éste lanzándole un tintero que le alcanzó la frente.

En la cárcel Modelo de Madrid, cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que a su líder le estaban sometiendo a malos tratos, protagonizaron un conato de motín. Primo de Rivera admitía la violencia como algo normal en las relaciones sociales y políticas. Se educó en un ambiente militarista y vivió una época en la que la violencia formaba parte de la actividad política, ya que fue introducida por la izquierda y la derecha manárquica.

Estuvo influenciado por la obra de Georges Sorel reflexiones sobre la violencia, referente de la extrema derecha europea de aquella época, y era admirador de Mussolini y sus métodos para combatir a la izquierda y acceder al poder mediante acciones violentas cosa que sería un grave error ya que la España de 1936 no era ni remotamente parecida a la Italia de principios de los años 20.
Primo de Rivera sufrió varios atentados contra su vida desde intentos de envenenamiento hasta intentos de sicariato. Está documentado uno en el que, el 10 de abril de 1934, tirotearon su coche y el conductor y su acompañante salieron detrás de los pistoleros, manteniendo con ellos un tiroteo.

El atentado contra un parlamentario era un hecho infrecuente y tuvo una gran repercusión. También, en otra ocasión, confundieron un coche con el suyo y le arrojaron un petardo. Fundó Falange Española, partido político de corte fascista que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo. No obstante, entre los líderes fascistas españoles, fue el menos proclive a la práctica sistemática de la violencia y el asesinato.

Para Primo de Rivera el uso de la violencia era lícito si se ejercía para conseguir un fin superior. El acceso al poder de la Falange para instaurar un régimen totalitario que garantizara la unidad de una España que él veía amenazada por la divisiones de clase y la polarización política, era ese fin superior que justificaba la violencia:

"Teníamos que demostrar que no éramos una banda de mercenarios dedicados a eliminar a sus adversarios. Yo hablé en el Teatro de la Comedia de la dialéctica de los puños y las pistolas sin pensar en las emboscadas en las que murieron los mejores muchachos de la primera hora, sino pensando en la conquista del Estado y en la defensa de la Patria". Ésta sería una violencia que no entraría en conflicto con sus convicciones religiosas ya que "la violencia no es censurable sistemáticamente. Lo es cuando se emplea contra la justicia.

..."Pero hasta Santo Tomás, en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano". Aceptando sus propias palabras, para asumir la violencia que llegó a ejercer la Falange, habría tenido que vencer su convicción religiosa: 
"Cuando se derramó la sangre de estos jóvenes comprendí que era necesario defendernos. Mis escrúpulos morales y religiosos se hicieron retortijones y, tras una larga lucha interior, la fe en nuestro ideal venció a toda desilusión y a todo remordimiento". Se mostró indeciso en el momento que Falange se planteó el paso de las razzias en la calle y la Universidad al uso sistemático de la violencia para amedrentar a la izquierda; pero, al fin dio ese paso.

Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que Falange protagonizó después de que el Frente Popular ganara las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices; sin embargo, en abril de 1936, enterado del plan para atentar contra Largo Caballero, lo desautorizó.  Podría concluirse que no aceptaba la violencia por la violencia; pero «si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo».

"La Falange nace ya como una fuerza antiparlamentaria que contempla la violencia como método para alcanzar sus fines: Pero no saldrá de ahí nuestra España ni está ahí nuestro marco [el parlamento]. Esa es una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa. No está ahí nuestro sitio. Yo creo, sí, que soy candidato; pero lo soy sin fe y sin respeto. [...]"

"Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo y, en lo alto, las estrellas". 

 Primo de Rivera, discurso fundacional de la Falange. Ese espacio que anunciaba Primo de Rivera en su discurso fue la desestabilización política y la conspiración. En el informe secreto sobre la situación política española que Primo de Rivera redactó para el gobierno italiano en 1935, sobrevalorando la capacidad de Falange, informaba:

"Si la revolución socialista estalla contra el Gobierno, la Falange, al lado de la Guardia Civil, podrá apoderarse de varios pueblos, quizá incluso de una provincia, y proclamar la revolución nacional contra un Estado impotente que no ha sabido ahorrar al país varias revoluciones en un año. El Gobierno, bastante incómodo con los socialistas, encontrará muy difícil enviar tropas contra el fascismo… "

"Se hubiese podido desarrollar perfectamente en Asturias en el mes de octubre de 1934 si Falange hubiera sido tan fuerte como ahora. Si un gobierno de izquierdas, más o menos socialista, llega al poder, todo el Ejército, en tanto que esté mandado por sus jefes actuales, seguirá de buen grado al primero que lance la consigna de la rebelión nacional".

"Todos los partidos de derechas dudarán y el Ejército no tomará por sí mismo la iniciativa. Podría ser la Falange quien lo hiciera. Pero no hay que soñar. Por el momento, la tarea de los organizadores de la Falange es trabajar sin descanso por fortalecer todos los órganos: será en el mes de octubre cuando se pueda hablar de un plan integral y calcular los elementos de los que se deba disponer para cumplirlo".

 Del informe secreto sobre la política española redactado por Primo de Rivera para el gobierno italiano. Primo de Rivera y Franco se conocieron en febrero de 1931 en la boda de Ramón Serrano Suñer con la cuñada de Franco, Zita Polo. Franco fue el padrino de la novia y Primo de Rivera testigo del novio. A pesar de los esfuerzos de Serrano Suñer, estos no trabaron amistad.

 es.wikipedia.org/wiki/José_Antonio_Primo_de_Rivera. "José Antonio Primo de Rivera".