EL DESARROLLO DE LOS SISTEMAS DE DIRECCION
DE TIRO.
Por Fug
Fug
General Leytenant
Miembro Héroe
Los avances en los sistemas de control de
tiro se hicieron imprescindibles a merced a las constantes mejoras en las
prestaciones de los buques de guerra y a los alcances sin precedentes
conseguidos por las nuevas y potentes piezas de artillería naval.
A finales del siglo XIX las mayores
unidades de guerra embarcaban grandes cañones en pequeño número, apuntados una
a uno. La mejora de las bocas de fuego y de las cualidades balísticas de
los proyectiles permitió a los investigadores afrontar el problema de la dirección
de tiro desde un punto de vista científico y con mayores probabilidades
de prever correctamente la trayectoria. En síntesis, la exigencia de ser los
primeros en golpear al enemigo requería un control del tiro centralizado
en una específica estación de dirección.
En 1891, Walkings, por medio de sistemas
ópticos de precisión y del teléfono, modernizo el viejo método, empleado en los
navíos a vela, de obtener la distancia a través de las mediciones de los
ángulos horizontales entre las convergentes del blanco y la línea de
base, de longitud conocida, constituida por el propio buque.
Este sistema, valido solamente en
determinadas situaciones y más concretamente, c cuando la unidad enemiga
presentaba la totalidad de su costado fue remplazado muy pronto por el
telémetro óptico de Barr que, con una base de una longitud de apenas 1.37 m,
hizo posible que una sola persona midiese la distancia en cualquier ángulo.
Telemetro Estereoscopico en la cofa del
USS Texas
La ruta y velocidad del blanco, calculados
a simple vista mediante una atenta observación combinada con los mimos
elementos correspondientes al propio buque, permitían solucionar el problema
del tiro que, además, tenía que ser corregido introduciendo otras
variables, como la dirección e intensidad del viento. La competencia estimulo
el desarrollo de instrumentos cada vez más precisos: en 1902 el Dumaresq
introdujo la posibilidad de medir la rapidez de variación de la posición y la
distancia del enemigo, mas tarde apareció el Range Clock, un calculador que
suministraba la distancia futura y luego, los paneles de tiro Dreyer que, a
través de una gama de variables en entrada, proporcionaban los ángulos de
elevación y orientación trasmitidas directamente a las torres de artillería.
Una vez que estas daban el “listo”, el circuito de fuego centralizado permitía
disparar una salva simultáneamente.
Las columnas de agua o piques, provocados
por las caídas de los proyectiles, permitían, a un observador, situado en una
posición elevada, transmitía a la central de dirección de tiro las correcciones
necesarias hasta que una salva “centraba” el blanco.
En la época victoriana, normalmente se
abría fuego a distancias superiores a los 2.750 m, pero la pasión de algunos
innovadores, como los almirantes Fisher y Scout, provoco grandes cambios
mediante el espíritu de superación que lograron infundir a la flota, incluso a
través de las competiciones de tiro anuales y los correspondientes trofeos para
los buques ganadores.
Experimentaciones prolongadas y pruebas de
calibración en polígonos de tiro seguidas por maniobras que parecían autenticas
batallas navales con empleo del cañón, permitieron a la flota poner a punto las
armas y probarlas en condiciones reales, de tal modo que en 1912, se
estaban convirtiendo en normales distancias de 13.700 m para iniciar el tiro.
Norteamericanos y alemanes estaba un poco retrasado respecto a los británicos,
pero las mejoras que incorporaron poco después, se revelaron igualmente
significativas.
Los alemanes, en especial, disponían de
telémetros estereoscópicos de escala fija, con una óptica perfecta realizada
por Zeiss, que proporcionaban la distancia más rápidamente que el apreciado
método británico de medirla según los piques.
Telémetro Estereoscópico de coincidencia
Cooke-Pollen, en montaje estabilizado
Cálculo del ángulo con el telémetro
estereoscópico
La experiencia demostraría, que esta
diferencia podría llegar a ser decisiva para el resultado final del combate.
También los alemanes, por medio del llamado sistema Creag, una especie de base
estabilizada para la óptica de los apuntadores, resolvieron un grave problema:
el de los movimientos de cabezada y balance del propio buque.
Durante la batalla de Jutlandia, ambos
sistemas se enfrentaron, El método alemán de medir la distancia resulto
superior al británico, sin embargo, la dirección de tiro de estos fue más
eficaz.
Fuente:
Acorazados WW1. Planeta de Agostini.
La red.
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