domingo, 27 de julio de 2014

La Biblioteca Virtual Dr Rojas Contreras: La Teología Humanista. Por Kelder Toti. La Fe. La Renovación de la Fe. Ejercitación Cristiana. La Duda Cristiana. Apoyo Cristiano. El Reflejo de Dios. Cristianismo Vacío. Cristianismo Hueco. Secularización del Cristianismo. Milagros de María.

La Teología Humanista.

                                       Por Kelder Toti.




Se puede pensar en el teólogo católico como en aquel que, por vocación, se entrega al estudio de un acontecimiento que hunde sus raíces en el pasado, pero como hijo de su tiempo, cargado de las provocaciones y tensiones del presente, teniendo que producir instrumentos para que ese acontecimiento sea comprensible y significativo también para el día de hoy. Como creyente, se ve llevado en su investigación por la certeza de la fe, pero está sujeto a las reglas del saber crítico.

El teólogo es ante todo un creyente. Su investigación está ya puesta en el horizonte de la revelación, que no es de suyo objeto demostrativo de su trabajo teológico. Él acepta esta verdad tal como se la ha transmitido la tradición eclesial. Esto es lo que constituye el objeto de su fe. El teólogo, por tanto, no duda de los fundamentos de su saber teológico ni establece ideas nuevas. Su trabajo no es el de producir la verdad, sino el de buscar la inteligibilidad de aquella verdad que él acepta y que sabe que es tal por la fe. Su tarea será la de inventar lenguajes y formas de comunicación que permitan reconocer cómo el acontecimiento histórico Jesús de Nazaret es de forma definitiva e insuperable la revelación del amor trinitario de Dios. Esta verdad es la que tiene que destacar con toda su plenitud de sentido.


La Palabra de Dios, es objeto de estudio del teólogo, le viene en la Iglesia y a través de la Iglesia. La comprensión de esta Palabra, eclesialmente mediada desde su origen, se orienta primariamente a la comunidad creyente, para que sepa dar razón de su fe (1 Pe 3,15). En este horizonte es donde se pone otra característica del teólogo: la eclesialidad, es decir vivir, pensar y sentir como parte de la Iglesia.



El ministerio del teólogo se hace más visible cuando, en virtud de su competencia, fruto de la investigación y del estudio personal, enseña a los demás. Pero al ser un ministerio en la Iglesia y de la Iglesia, que la relaciona de una manera totalmente peculiar con la revelación, la enseñanza del teólogo nunca se le da a título personal. En cuanto teólogo, es siempre una persona «pública», ya que expresa la inteligencia de la fe eclesial. El teólogo es «responsable» de su ministerio y, por consiguiente, el teólogo tendrá que tender, como objetivo permanente, a pasar constantemente de la búsqueda de la «inteligencia» a la conquista de la «sabiduría».


La Teología Humanista es una forma de humanismo que sostiene que la ciencia y el conocimiento científico son herramientas de Dios, sin caer en las ataduras sobrenaturalistas y dogmáticas, que las podemos aceptar. Desde la perspectiva escolástica de San Agustín y Abelardo el Universo perdió la finalidad y el interés especial en Dios, por ello el desarollo del pensamiento secular. La humanidad es parte de la acción de Dios, y la aplicación de la ciencia y de la razón humana es un recurso para crear un mundo más humano y cristiano.

La Teología Humanista, es hacer filosofía de la condición de la existencia humana, centra su filosofía en el individuo y la subjetividad, en la libertad y la responsabilidad.  La desesperación, depresión, adicciones, obseciones y la angustia  son formas personales de negación de Dios; temas que son analizados por Martin Heidegger y otros filósofos de siglo XX.

Es importante señalar que el «Cristianismo»  no se refiere al Cristianismo en sí mismo, sino más bien a la Iglesia y a la religión que ejerce en la práctica su sociedad. De hecho, en la Ejercitación del Cristianismo, es invitar a una práctica de un crisitianismo personal, bien diferenciado de la cristiandad, como Iglesia Establecida, que puede estar sometida no a la voluntad de Dios sino de los hombres, de ahí la importancia de alcanzar la fe en el Señor como forma de liberación.

El pastor debe buscar "el salto de fe" es la concepción de cómo un individuo cree en Dios, o cómo una persona actúa en el amor. No es una decisión racional, ya que trasciende la racionalidad en favor de algo más extraordinario: la fe.

Además de tener fe era al mismo tiempo posible tener dudas. Así, por ejemplo, para tener verdadera fe en Dios, uno también tendría que dudar de su existencia; la duda es la parte racional del pensamiento de la persona, sin ella la fe no tendría una sustancia real. La duda es un elemento esencial de la fe, un fundamento, y la esencia del clero es guiar al feligrés a la fe en Dios.

Dicho de otro modo, creer o tener fe en que Dios existe sin haber dudado nunca de tal existencia no sería una fe que mereciera la pena tener, ya que la duda solo acompaña a los espíritus débiles, que es la gran mayoría.. De ahí se desprede la angustia.... Por ejemplo, no requiere fe el creer que un lápiz o una mesa  existen, puesto que uno los puede ver y tocar. Del mismo modo, creer o tener fe en Dios es saber que no hay un acceso perceptual ni de ningún otro tipo a él, y aun así tener fe.

La duda es un elemento de la fe y que es imposible, para la mayoría de las personas conseguir con certeza objetiva, acerca de las doctrinas religiosas tales como la existencia de Dios o la vida de Jesucristo. Lo máximo que uno puede esperar sería la conclusión de que es probable que las doctrinas religiosas sean ciertas, pero si una persona creyera estas doctrinas sólo en el grado en que es probable que sean ciertas, él o ella en absoluto será verdaderamente religioso. La fe consiste en la relación subjetiva de total compromiso con tales doctrinas, y su aplicación a sus semejantes.

El yo es el reflejo de Dios en cada uno de nosotros, así como la relación entre el yo y el mundo, fundamentado en la reflexión y la introspección qué hace el yo. Esta relación hace que la «subjetividad es verdad» y  la «verdad es subjetividad». Esto tiene que ver con la distinción entre lo que es objetivamente cierto y la relación subjetiva de un individuo (como la indiferencia o el compromiso) con esa verdad. La gente que en algún sentido cree las mismas cosas, puede tener relaciones bastante distintas con esas creencias. Dos individuos pueden creer que hay mucha gente pobre que necesita ayuda, pero puede que este conocimiento sólo lleve a uno de ellos a ayudar a los pobres, y ese es el que tiene fe "porque por sus obras los conocereis".

La duda es un elemento de la fe y que es imposible, para la gran mayoría de las personas conseguir una certeza objetiva acerca de las  doctrinas religiosas tales como la existencia de Dios o la vida de Jesucristo o los milagros de María. Lo máximo que uno puede esperar será la conclusión de que es probable que las doctrinas religiosas son ciertas, pero si una persona creyera en estas doctrinas sólo en el grado en que es probable que son ciertas, él o ella en absoluto será verdaderamente cristiano. La fe consiste en la relación subjetiva de total compromiso con tales doctrinas, que sólo a través de las acciones observables y tangibles Dios puede apreciar.

Las congregaciones de la Iglesia no tienen sentido sino apoyan al prójimo: moral, espiritual, psicológicamente y materialmente.  "De pan no solo vive el hombre".  La idea de las congregaciones es que los individuos son como niños, ya que los cristianos son reacios a tomar la iniciativa a la hora de asumir la responsabilidad de su propia relación con Dios que es orientar a los cristianos.

El cristianismo se ha secularizado y politizado, y se adaptado a la vida urbana: Puesto que la iglesia está  controlada y depende del Estado. No creo que  la misión burocrática del Estado es aumentar el número de miembros y supervisar el bienestar de éstos. Más miembros significa más poder para el clero: un ideal corrupto, ya que es preferible un hombre con fe que un rebaño de ovejas. Esta misión de los cristianos es contraria a la verdadera doctrina cristiana, que destaca la importancia del individuo, no del conjunto.

El cristianismo se convierte en una religión vacía sino se ayuda, alienta y protege al prójimo: De esta manera, la estructura de estado confesional es ofensivo y perjudicial para los individuos, puesto que cada uno de ellos se ha convertido en «cristiano» sin saber lo que ello significa en realidad. También es perjudicial para la propia religión, puesto que reduce el cristianismo a una tradición de moda a la que se adhieren «creyentes» que no creen porque no actúan por sus obras.

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