lunes, 21 de diciembre de 2015

La Biblioteca Virtual: Dr Rojas Contreras: La Batalla del Río Incomati. Por Ignaz Woll. Caldas Xavier. Enero de 1895. Mayor José Ribeiro. Alfredo Augusto Caldas Xavier. El Imperio de Gaza. El Emperador Zixaxa

La Batalla del Río Incomati.


                               Por Ignaz Woll



Ignaz Woll
Unterfeldwebel
Miembro Senior.



A finales de enero de 1895, una fuerza del Ejército Portugués, destinada en el todavía rebelde Mozambique septentrional, comandada por el Mayor José Ribeiro, avanza hacia el interior de la salvaje África. Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que, a causa de la hostilidad de los nativos (que ya los han emboscado infructuosamente en varias ocasiones) y la dificultad del terreno, Ribeiro decide establecer campamento en la orilla oriental del Río Incomati. Ribeiro, debilitado a causa de una enfermedad tropical, decide legar el mando de unidad, compuesta por 37 oficiales y 800 soldados, a su segundo, Alfredo Augusto Caldas Xavier.

El Imperio de Gaza, que luchaba con Portugal por el control de Mozambique, decide asestar un duro golpe a los aterrados portugueses. El Emperador Zixaxa agrupa a 4000 hombres en las selvas alrededor del campamento, sin que los íberos se inmuten. En la madrugada del dos de febrero, Zixaxa ordena que sus soldados ataquen a los colonizadores.

Los exploradores de Zixaxa ya le habían dado parte de la presencia de algunas piezas metálicas extrañas, pero que él desdeñó el consejo de abandonar el ataque, juzgando que el gran número de sus tropas contribuiría a echar de una vez por todas a los colonizadores. Pues bien, aquellas piezas metálicas eran unas Ametralladoras Nordentfeld, y además de un par de esas, los portugueses contaban con un cañón. Sin embargo, los hombres que las servían eran, en su mayoría, reclutas venidos de la metrópoli hace poco más de un mes, y Caldas Xavier conocía ese hecho. El veterano oficial, de 42 años, llevaba desde los 25 en África, y conocía la naturaleza de los agresivos nativos. Así pues, fortificó, sin armar mucho alboroto, el campamento, y mando a sus hombres formar un cuadro sobre el que defenderse.

Cuando los indígenas se abalanzaron sobre los portugueses, las ametralladoras y el fuego de fusilería se cebaron con ellos. Con una enorme bravura, los portugueses defendieron el perímetro, mientras las lanzas y flechas de los africanos hacían mella en sus líneas. Las ametralladoras y el cañón, sin embargo, otorgaron esa ventaja, que resultó decisiva, para los hombres de Caldas Xavier. Los portugueses, con sus fusiles de cerrojo, demostraron que las brechas en las líneas propias no eran cosa que temer, que el río, la selva y los indígenas no los habían amedrentado, y que estaban dispuestos a defender aquel campamento con todos sus medios.



Tras varias horas de combate, los indígenas de Zixaxa se retiraron organizadamente. Los infantes portugueses, en un principio desconfiado, esperaron cierto tiempo hasta que decidieron salir de sus posiciones, y ir observar el campo de batalla. En la tierra húmeda  a las orillas del río, a pocos metros de donde la selva se alzaba, yacían nada menos que 66 indígenas. Sin embargo, los regueros de sangre y las armas abandonadas indicaban que las pérdidas eran mucho más altas en el bando enemigo. Cuando esos mismos infantes volvieron a sus líneas, observaron que los precisos lanzamientos de lanzas y el disparo de las mortíferas flechas también había hecho estragos en sus propias líneas: nada menos que 24 muertos y 28 heridos, que eran atendidos por el estresado cirujano. 

Poco más tarde, el Imperio de Gaza era eliminado, y el sur de Mozambique era unido al resto de la colonia tropical portuguesa, hasta que conseguiría su independencia en 1975.



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