lunes, 21 de diciembre de 2015

La Biblioteca Virtual: Dr Rojas Contreras. El Fuerte en Tuyên Quang. Por Ignaz Woll. Junio de 1854. Río Lô. Batallón del Primer Regimiento de la Legión Extranjera. Puerto de Tonkin. Batallón Frauger. Batallón Marc-Edmond Dominé. Puesto en Tuyên Quang. Capitán de Borelli. El Sargento Jules Bobillot

 El   Fuerte en Tuyên Quang.


                        Por   Ignaz Woll



Ignaz Woll
Unterfeldwebel
Miembro Senior.



En junio de 1854, los franceses establecieron un pequeño fuerte en Tuyên Quang, junto al río Lô, en en norte de Vietnam. Sería la posición francesa más al oeste de Tonkin, y estaba separada por 80 kilómetros de espesa selva del puesto más cercano. La guarnición le fue encomendada a parte 1. Batallón del Primer Regimiento de la Legión Extranjera, formada con dos compañías (capitanes Chmitelin y Broussier), y estaba al mando del chef de batallón Frauger. Los bravos legionarios de Frauger resistieron varios asaltos de gran magnitud por parte de los chinos, deseosos de retomar el control de Tonkin, pero los rechazaron todos. En noviembre, se decidió que serían relevados, pues los franceses habían visto reducida su guarnición en casi un cuarto a causa de la malaria. 

A pesar de sufrir una sangrienta emboscada (que narraré más tarde), los franceses pudieron alcanzar el puesto de Tuyên Quang y relevar a los exhaustos legionarios. La nueva guarnición, compuesta por las otras dos compañías del 1. Batallón del Primer Regimiento de la Legión Extranjera, además de 160 tiradores nativos, alcanzaba los 630 hombres, y estaba al mando del chef de batallón Marc-Edmond Dominé. Los chinos, que habían perseguido a los relevadores, dejaron, sin embargo, escapar a los relevados. Sin embargo, acamparon el pequeño puesto, y Dominé tuvo que aceptar que estaban siendo sitiados. 

Un puñado de semanas transcurrieron en relativa tranquilidad, pero, el 31 de diciembre, los chinos atacaron con todas sus fuerzas por vez primera. Los legionarios tan sólo pudieron rechazarlos gracias al sacrificio de varios hombres, pero ningún asiático pudo penetrar el puesto. El 10 y el 26 de enero, volvieron a intentarlo, con resultados similares. 

Los chinos, convencidos de que los asaltos frontales no les traerían la victoria, comenzaron a reclutar campesinos de los alrededores y les obligaron a construir unos túneles. Dominé, sin embargo, emplazó a los mejores tiradores en las posiciones más elevadas, y desde allí, los hábiles franceses cazaron a capataces y obreros, cada uno 9 o 10 cada día. Para el final del asedio, habrían matado a cerca de 700 enemigos, ellos solos. Los chinos respondieron con ferocidad a la afrenta de los legionarios. Debido a que el puesto podía ser batido con facilidad por todas las montañas colindantes, los defensores sufrirían a partir de ese momento un constante fuego de mortero, cañón y rifle desde todos los lados. Además, prosiguieron, a pesar de sufrir bajas enormes, con el proyecto del túnel. El sargento Jules Bobillot, experto en ingeniería, frustró, con particular inteligencia y picaresca, cada intento de túnel por parte de los asiáticos, que cada vez se acercaban más a las empalizadas. 

Bobillot, sin embargo, no podía destruir todas las galerías, y el 11 de febrero, de súbito, un infante francés se dio de bruces con un chino, que acababa de salir de un hoyo, dentro del fuerte. Una sangrienta lucha de bayonetas y revólveres se sucedió por el resto del día, y los defensores lograron cegar el túnel. El día siguiente, una mina hizo explosión justo debajo del perímetro, pero los legionarios pudieron defender el fuerte ante la potente carga asiática que les vino encima inmediatamente. El cuerpo de un legionario fue a acabar en las líneas chinas, por lo que 3 hombres se ofrecieron voluntarios, esa misma noche, para recogerlo. Lo trajeron de vuelta.

El 22 de febrero, otra mina de grandes dimensiones volvió a explotar en los subterráneos del pequeño puesto en Tuyên Quang, matando a 12 legionarios e  hiriendo a otros 20. El capitán Moulinay, comandante de una compañía de la legión, y el alférez Vincent fallecieron en el acto. Los chinos, como era de esperar, cargaron a continuación, haciéndose valer de la brecha. Un contraataque, liderado por el 
chef de batallón Dominé en persona, terminó por rechazarlos. Una tercera mina hizo explosión minutos después, derruyendo más de 50 metros de empalizada. Los enfurecidos chinos cargaron con todas sus fuerzas, pero los avezados infantes "gabachos" los rechazaron, a pesar de su enorme número, con facilidad.


El comandante chino se retiró junto a su ejército, todavía maravillado por la increíble resistencia de aquellos barbudos europeos, y el 3 de marzo, una columna de socorro alcanzó el semi destruidos el fuerte. El general al mando de aquella partida, de apellido Brière de l'Isle, reconoció a un antiguo conocido, el Capitán de Borelli, entre los supervivientes. Con cierta sorna, le dijo:

-Capitán, ¿se encuentra bien? ¡Estoy encantado de verle!

A lo que el Capitaine le respondió:

-¡De maravilla! ¡De hecho, especialmente, después de haber burlado a la muerte por enésima vez esta mañana!

 "El   Fuerte en Tuyên Quang", Por   Ignaz Woll


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